La Unión Europea (UE) y Turquía celebran hoy una cumbre en la ciudad búlgara de Varna, alrededor de la creciente tensión en las relaciones entre ambas partes. 


"Que Turquía y la UE decidan verse ya es muy positivo, aunque es un diálogo de difícil punto de encuentro", afirma el analista independiente Javier Albarracín que coincide con la opinión del primer ministro de Bulgaria y anfitrión del encuentro, Boiko Borisov, que reconocía que "será una reunión muy difícil porque las relaciones han empeorado extremadamente".



Por parte de la UE se espera la participación de los presidentes de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, y del Consejo Europeo, Donald Tusk.


La delegación turca estará formada por el presidente de la República de Turquía Recep Tayyip Erdoğan, el ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, y el de Asuntos Europeos, Ömer Çelik.


Ankara desearía abordar tres asuntos en la reunión: la reactivación de las negociaciones de adhesión de Turquía a la Unión Europea (actualmente de facto suspendidas), la liberalización del régimen de visados para ciudadanos turcos, y una "modernización de la unión aduanera" con la UE.


Además, los líderes europeos esperan abordar otras cuestiones conflictivas que actualmente bloquean el diálogo, sobre todo la represión y falta de libertad de prensa, así como las violaciones de los derechos humanos que han tenido lugar al amparo del estado de emergencia impuesto en Turquía tras el fallido golpe de Estado de julio de 2016.


Para el analista Albarracín, es precisamente esta diferencia en los intereses a tratar por una y otra parte lo que evitará llegar a acuerdos significativos.  "Lamentablemente, no se espera un eventual acercamiento transversal en alguno de los capítulos a tratar en la cumbre". "Por ninguna de las dos partes hay voluntad de avanzar de manera seria en el proceso de adhesión", afirma Albarracín.


Además, se espera que en la reunión bilateral de hable sobre el vigente pacto sobre los refugiados; punto en el que, según Javier Albarrcín, "podría llegarse a algún acuerdo". En esta cuestión es Turquía la que tiene "la sartén por el mango", apunta. "Turquía mantiene a más de 3 millones y medio de refugiados sirios y la UE está dispuesta a hacer lo que haga falta para evitar que entren nuevos flujos".


La de esta noche es la primera cumbre entre Bruselas y Ankara desde mayo de 2017, cuando los líderes de la UE abogaron por continuar el diálogo pero advirtieron a Erdogan de que la adhesión de Turquía al club comunitario está condicionada a los llamados criterios de Copenhague, en los que se establecen las condiciones previas de viabilidad democrática.


Sin embargo, según opina el analista Javier Albarracín, "no habrá, ni ahora, ni en los próximos años, un avance significativo en los 38 criterios de acceso a la Unión Europea, porque no interesa a ninguno de los dos actores".