Hoy la pregunta tradicional en España es ¿A quién le han dado un Óscar?. ¿Pero sabían que la estatuilla prácticamente no se da en propiedad?

Casi que les voy a contar una película al estilo Agatha Christie que se llamará "el misterio del contrato de los Óscar", porque no se conoce, del todo, el acuerdo que firman los ganadores para recibir el distintivo.

Por lo tanto, junto al glamour de la ceremonia y el prestigio que otorga a los premiados hay todo un juego de protección, de defensa, de los derechos de imagen encarnados en la figura de la estatuilla.

Los ganadores se comprometen a no venderlo ni ponerlo en el mercado sin que tenga una primera opción la Academia. Esto se parece más a un préstamo, muy peculiar porque solo pueden disponer de él y pasarlo a sus herederos.

De todas formas, de los pleitos que han transcendido, sabemos que hasta el año 1950 no existía ningún pacto especial y es a partir de esa fecha cuando se da la restricción actual.

El problema surge cuando algún galardonado, apretado por las deudas, quiere ponerlo en el mercado, o incluso donarlo a instituciones caritativas.

En estos casos siempre ha surgido el despacho de abogados que vela por los intereses del Óscar, mejor dicho de su imagen, en nombre de la Academia, y hasta ahora siempre ha ganado sus casos.

Principalmente la Academia se esfuerza por la protección de su imagen. Alegan que podrían sufrir un daño irreparable a su reputación y buena imagen si se convirtiera en un objeto mercantil más. Se trata de algo que no puede estar en circulación como si de cualquier cosa se tratara.

Es la misma razón por la que se persigue cualquier explotación de la figurilla en otro sentido: Desde páginas web hasta pasteles con dicha imagen o figuras decorativas...

Lo que pasa es que en definitiva, podemos decir que hay dos mercados, el de los premios anteriores al 1950, que es libre, y el posterior, cuando se firma el contrato con cada ganador. Y aquí vemos tres situaciones distintas: La del ganador que la posee, la de quien lo ha heredado y la del mercado negro, que hoy por hoy no existe aunque alguien intenta de vez en cuando crearlo.

En conclusión, el Óscar, debe valer mucho para los ganadores, y su prestigio no lo ponemos en duda, pero la estatuillas de esta noche pasada, sólo 1 dólar, que es el precio dicen estipulado si ejerce su derecho la Academia.