Yo creo que un modelo propio, quizás frente al estadounidense en materia antitrust.

En el inmenso mar que constituye el mercado, el peso del negocio de o a través de la red es cada vez más importante y la marea de fondo no es sino una lucha con argumentos legales entre empresas del sector. Lo que yo califico como la ventaja legal.

En mi opinión, y con todos los respetos, quizás la UE no debería haber entrado en un terreno abonado para batallas comerciales donde no conviene la intervención con un perfil regulador. Se me ocurren otros métodos para combatir algunas de las conductas perseguidas ahora sin necesidad de acudir en bloque al recurso que se vislumbra desde la Comisión.

El caso es que durante los dos últimos años ninguna de las alternativas que Google ha puesto sobre la mesa del Comisario Almunia ha satisfecho a los denunciantes, lo cual era de esperar, y la cosa solo podía finalizar así.

Los puntos de desencuentro son la búsqueda vertical de productos por encima de sus competidores, los pactos en relación a las campañas de publicidad con sus clientes y distintas actuaciones sin el consentimiento de otras compañías.

Como ha ye dicho, en el fondo la Unión Europea está construyendo su propio modelo en la materia aunque yo me pregunto si no se acabará castigando el éxito de una compañía que tiene muchas otras alternativas en el mercado. En otras palabras, que a los usuarios no nos convenzan otros buscadores no puede ser una razón de peso para sancionar al que acierta en el mercado.

Lo que está claro, y lo adelantamos ayer mismo, es que los buscadores de conductas impropias en el mercado de la Unión Europea no han dado con una solución y seguramente el asunto acabará en los tribunales.

De todas formas, el derecho de la competencia tiene que evolucionar y aparcar viejos dogmas puestos en práctica a partir del primer tercio del siglo XX para introducir una nueva variable: La voluntad, las preferencias del consumidor directo por dichas soluciones presuntamente transgresoras.

¿Acaso un concesionario ha de ser siempre multimarca? Y los grandes almacenes ¿No tienen productos propios en posiciones destacadas? ¿O qué hace el supermercado con sus marcas blancas? ¿Dónde está el límite, el exceso?

Me parece que se está minusvalorando la capacidad de un consumidor que, al final de todo, creo que tiene que ser el protagonista en un entorno de, parecía, libre mercado.

Igual hay que valorar el valor añadido que algunas soluciones aportan a los consumidores. ¿Nadie tiene en cuenta que cualquiera de las empresas que ofrecen dichas soluciones tienen alternativas que no triunfan por mucho que lo pretendan sus direcciones? ¿Por qué tiene que ser potencialmente agresivas?

Otro día hablaremos de los competidores afectados, que también los hay jugadores estrella y con antecedentes en el tema...

Arcadio García Montoro. Abogado