Ni prorrogar el QE más allá de marzo de 2017, ni hablar del “tapering”, es decir, empezar a frenar los estímulos monetarios. Así podríamos resumir una comparecencia del banquero central europeo en la que Mario Draghi nos ha emplazado al mes de diciembre para responder a las principales dudas que planean sobre el mercado.



El italiano, maestro como siempre de la palabra, intenta ganar tiempo dejando la puerta abierta a modificar o alargar el plan de estímulos monetarios pero manteniendo el equilibrio. El objetivo es evitar crear expectativas demasiado altas que provoquen turbulencias en los mercados y por eso Draghi descarta un “final abrupto del QE”.



Estos mensajes del presidente del BCE llegan después de que el organismo haya dejado sin cambios los tipos de interés, en el mínimo histórico del 0% y la tasa de facilidad de depósito, también sin cambios, en el -0,40%. En diciembre, salvo sorpresas, mantendrá sin cambios ambas referencias. Además, en el último mes del año contará con más información, como el resultado de las elecciones de noviembre en Estados Unidos, la decisión de la FED sobre los tipos de interés o las previsiones macroeconómicas de Bruselas que incluirán ya el año 2019.

El IPC de septiembre en la eurozona se ha situado en el 0,4%, lejos aún del objetivo próximo pero por debajo del 2%. Las perspectivas sobre la inflación apuntan al alza impulsada por la escalada de los precios del petróleo, pero la inflación subyacente se mantiene estable desde hace cinco meses, como ha resaltado el banquero central europeo en la rueda de prensa.

A partir de marzo de 2017 el mercado baraja varias opciones. En principio lo menos probable es un final abrupto -algo que Draghi ha descartado hoy- de los 80.000 millones de euros mensuales asignados a comprar deuda. Algo que podría disparar el riesgo en los mercados y sobre todo en la renta fija. Por otro lado, la extensión de las compras de deuda podría prolongarse durante seis meses adicionales, hasta septiembre de 2017, por la lejanía de los objetivos de inflación.

La duda más grande es qué características tendrá el programa de compra de activos a partir de marzo. Aquí algunos expertos apuestan por el inicio del “tapering” y otros por mantener el volumen de adquisiciones. Otra de las dudas a las que Draghi debe responder en diciembre es si cambiará sus propias normas ante la escasez de bonos que cumplan los requisitos fijados dentro del QE.