La
crisis se ha llevado por delante más de 17.000 empresas familiares hasta 2013 destruyendo casi medio millón de empleos. Según
José Carlos Casillas, codirector de la cátedra Santander de la empresa familiar de la Universidad de Sevilla, este tipo de empresa ha sacrificado su rentabilidad para salvar el empleo. Esta mayor mortalidad se debe a la menor dimensión de este tipo de compañías, ya que las, que cuentan con menos de 25 empleados tienen una tasa de mortalidad del 17% frente a las de 100 o más trabajadores, que es del 13%.
El reto para este tipo de empresas durante estos años ha sido sobrevivir, mientras el de ahora es ganar crecimiento. Según Casillas, la mejor manera de apoyarlas es eliminando barreras administrativas, fiscales y mercantiles.
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