Durante dos décadas, Alemania y China mantuvieron una asociación económica ideal, donde Alemania suministraba la maquinaria clave para la manufactura china. Sin embargo, esta relación está llegando a su fin.
Hoy ponemos el foco en el "divorcio" económico entre Alemania y China: ¿cómo han pasado de socios a rivales?
China ha evolucionado hasta convertirse en un competidor formidable, y Alemania, históricamente defensora del libre comercio, ahora busca proteger a sus industrias.
El Canciller Friedrich Merz está liderando este cambio de rumbo, según recoge el Wall Street Journal.
Su gobierno ha prometido proteger a las siderúrgicas nacionales, ha endurecido las restricciones a componentes chinos en redes móviles y apoya cláusulas de "compra europea" en licitaciones. El Consejo de Seguridad Nacional de Merz también ha abordado los riesgos del dominio chino sobre minerales críticos, trabajando en medidas de diversificación.
Este paso llega en un contexto marcado por la llegada de una avalancha de productos chinos baratos a Europa, desviados tras la imposición de nuevos aranceles estadounidenses por parte del Presidente Trump.
Como resultado, Alemania se muestra receptiva a medidas proteccionistas, como aranceles y barreras regulatorias, que antes criticaba. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha señalado que China está "golpeando el corazón del modelo industrial y de innovación europeo".
El giro proteccionista comenzó en las empresas y se ha filtrado al gobierno, según apunta el diario estadounidense.
La Federación de Industrias Alemanas ha calificado a China de "competidor sistémico" en 2019, y la asociación de fabricantes de maquinaria VDMA ha solicitado medidas antidumping contra lo que considera competencia desleal.
La evolución de China
La transformación de China, de comprador a fabricante de bienes de inversión, ha sido meteórica. Entre 2019 y 2024, Alemania perdió su liderazgo mundial en equipos y maquinaria para la generación de energía a manos de China, y sus cuotas de mercado en otros sectores como vehículos y productos químicos se han reducido drásticamente.
Por primera vez en décadas, Alemania importó más bienes de capital de China de lo que exportó.
Las consecuencias son profundas: las exportaciones alemanas a China han caído un 25% desde 2019, y el déficit comercial de bienes y servicios con China va camino de un récord de $102 mil millones. La producción manufacturera alemana ha caído un 14% desde 2017, y el sector industrial ha perdido casi el 5% de sus empleos desde 2019.
Empresas de distintos sectores sienten la presión de los rivales chinos subvencionados, lo que ha provocado cierres de plantas y recortes de empleo.
En concreto, se han registrado pérdidas de más de 114.000 empleos en la industria para el último año (agosto 2024-agosto 2025) y se esperan más en sectores clave como la automoción.
Grandes empresas como Bosch o Siemens que ya han anunciado recortes significativos, mientras que el desempleo general ha rebasado los 3 millones en agosto de 2025, una cifra que no superaba desde febrero de 2015.