Por tanto, los inversores que participan de esas Sicavs, tienen que pagar impuestos por las plusvalías obtenidas, ya sea el cobro del reparto de un dividendo o por las ventas de acciones. Se tributa por tanto, cuando se realizan las plusvalías. Es decir, una cosa es lo que paga la Sicav como sociedad, ese 1% en cada ejercicio fiscal, y otra lo que pagan los accionistas individualmente por obtener beneficios.
¿Por qué la gente cree que un 1% parece injusto y que esto beneficia a los ricos? Los expertos nos cuentan que la gente no tiene en cuenta que el patrimonio que se necesita para crear la Sicav, 2,4 millones de euros, proviene de otras actividades y por lo tanto se han pagado antes los correspondientes impuestos.
El régimen fiscal de la Sicav, el instrumento financiero preferido por las grandes fortunas para administrar su patrimonio, es el punto de mira de muchos políticos. ¿Se debería de modificar ese régimen? Los expertos dicen que no, como reconoce Marcelino Blanco, director de asesoramiento patrimonial de Mirabaud
Otra característica es que necesitan estar bien gestionadas. Las Sicavs son criticadas a menudo por falta de transparencia y estar promovidas por poca gente para tributar menos, en vez de numerosos accionistas con iguales condiciones. Hacienda suele vigilar de oficio estos instrumentos. Sin embargo, Blanco asegura que las Sicavs son transparentes.
En España hay algo más de 4.000 Sicavs. Se constituyen una o dos al día, y crecieron a partir de la crisis -dicen- gracias a la amnistía fiscal. Cualquier persona puede invertir en este tipo de vehículo, acudiendo al MAB, y siempre y cuando la Sicav esté abierta.