2,25 millones ese es el montante total del ambicioso plan de Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, para renovar las infraestructuras del país, "crear millones de puestos de trabajo, y, sobre todo, modernizar la economía estadounidense y ganar el pulso a China. Así es su macroplan para impulsar la economía del país.

El llamado Plan de Empleos Estadounidenses es el pilar inicial de la agenda económica de Biden en sus 100 primeros días de mandato, y el presidente planea presentar en abril otro paquete que cubriría asuntos como la baja laboral pagada o el acceso universal a jardines de infancia a bajo coste.

En esta primera propuesta, alrededor de la mitad de los fondos van a estar dedicados a renovar las infraestructuras tradicionales, un objetivo que ambos partidos estadounidenses aseguran compartir.

En concreto, cerca de unos 620.000 millones de dólares se dedicarían a renovar 32.000 kilómetros de carreteras y autopistas. Además, esos fondos también servirán para modernizarán puertos y aeropuertos.

Con la apuesta de Biden se prevé multiplicar por dos la inversión federal en sistemas de transporte público y se construirá una red de 500.000 cargadores de vehículos eléctricos para 2030.

Un segundo bloque, al que se destinarían 650.000 millones, busca invertir en acceso a banda ancha sobre todo para las comunidades rurales, agua potable, red eléctrica y vivienda pública; además de reemplazar todas las tuberías de plomo del país y reducir la exposición a ese metal en 400.000 escuelas y centros educativos.

"Estoy seguro de que si actuamos ahora, dentro de 50 años la gente echará la vista atrás y dirá: Este es el momento en el que Estados Unidos ganó el (pulso por el) futuro", dijo Biden durante un discurso en Pittsburgh (Pensilvania).

¿Cómo se financia?


No obstante, la Administración Biden se encuentra con un verdadero problema y es cómo se pagan este gran desembolso. Su equipo económico es partidario de hacerlo mediante una subida del impuesto de sociedades hasta el 28%, frente al 21% que está en vigor desde 2017.

Además, la Casa Blanca también planea obligar a grandes empresas del país a pagar algo de impuestos, al imponer una tasa mínima del 15% en sus ingresos y gravar algunos de sus ingresos en el extranjero.

Algunos expertos también han expresado dudas sobre los cálculos de la Casa Blanca, que afirma que las inversiones del plan durarán ocho años, pero se tardará casi el doble -15 años- en recolectar a través de los impuestos los fondos necesarios para financiarlo.