El sector de la salud tiene un impacto ambiental mucho mayor de lo que podríamos imaginar. Según el doctor Felipe Villar Álvarez, jefe asociado del servicio de neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, "el sector de la salud emite más o menos un 4,4% de las emisiones globales. Si esto fuera un país, sería el quinto emisor del mundo en cuanto a huella de carbono".
Esta realidad ha impulsado a los profesionales sanitarios a tomar medidas para reducir su impacto medioambiental.
Felipe Villar Álvarez, jefe de Neumología de la Fundación Jiménez Díaz, explica cómo los hospitales pueden reducir su impacto ambiental sin afectar a la calidad asistencial.
La Fundación Jiménez Díaz puso en marcha a finales de 2020 el Programa MAS (Medio Ambiente y Salud), una iniciativa que busca reducir la huella ambiental del hospital. "Los médicos con nuestras acciones diarias podemos reducir esta huella de carbono", explica el doctor Villar, quien destaca dos áreas principales de actuación donde los profesionales sanitarios tienen un poder directo: la prescripción de inhaladores y los gases anestésicos.
Gases anestésicos e inhaladores: grandes emisores ocultos
Los gases anestésicos representan aproximadamente un 0,07% de la huella de carbono global. Mediante el programa, han conseguido reducir significativamente su uso: "Hemos reducido un porcentaje bastante importante, casi un 80% de lo que estábamos usando antes", señala Villar. Han pasado de utilizar varios tipos (isoflurano, óxido nitroso, sulfoflurano) a limitar su uso prácticamente al sulfoflurano.
En cuanto a los inhaladores, existen diferentes tipos con distinto impacto ambiental. Los PMDI (presurizados) contienen propelentes que generan una importante huella de carbono, mientras que los de polvo seco y nube fina tienen un impacto mucho menor. "Estamos trabajando en que haya una prescripción adecuada según las necesidades clínicas que favorezca el uso sostenible de estos fármacos", explica el neumólogo.