El panorama concursal en España ofrece diferentes alternativas para empresas en situación de insolvencia, pero es fundamental conocer cuál es la más adecuada según el tamaño y las circunstancias de cada compañía. Esta es la principal conclusión que se extrae de la intervención de Tomás Nart, socio en Reestructuraciones e Insolvencias de Fieldfisher Spain y vicepresidente de la sección concursal del ICAB, quien analiza las opciones disponibles para empresas con problemas financieros.
Tomás Nart, socio de Fieldfisher Spain y vicepresidente de la sección concursal del ICAB, explica las opciones para empresas en dificultades financieras.
Planes de reestructuración: una herramienta solo para grandes empresas
Aunque los planes de reestructuración han ganado notoriedad mediática, no son adecuados para cualquier tipo de compañía. Según explica Nart, "por su impacto mediático, porque afecta sobre todo a grandes empresas, la gente se piensa que un plan de reestructuración puede encajar a cualquier tipo de empresa, y eso no es así".
Estos planes están diseñados específicamente para empresas que cumplan ciertos requisitos: más de 49 trabajadores y un volumen de negocio superior a 10 millones de euros. Para compañías más pequeñas, existen otras alternativas como el concurso de acreedores tradicional o el procedimiento especial para microempresas.
Viabilidad y tesorería: factores clave antes de reestructurar
Antes de considerar un plan de reestructuración, Nart destaca dos aspectos fundamentales que toda empresa debe evaluar. "La primera sería: ¿la empresa es viable o no es viable? La segunda sería: ¿puedo sobrevivir a nivel de circulante? ¿Puedo sobrevivir a nivel de tesorería mientras estoy negociando el plan de reestructuración?", señala el experto.
Es imprescindible contar con "pulmón financiero" durante el proceso, ya sea mediante recursos propios o apoyo bancario. Sin esta liquidez, la empresa podría enfrentar dificultades para implementar con éxito su reestructuración.
"No toda viabilidad de una compañía, no toda posibilidad de salvar a una compañía tiene que pasar necesariamente por un plan de reestructuración"
El convenio de acreedores dentro del concurso tradicional sigue siendo una alternativa válida. Este mecanismo permite a la empresa proponer un acuerdo de pago que incluye una quita (descuento sobre la deuda) y una espera (calendario de pagos). "El de 50% de quita, cinco años de espera, es el convenio estándar que yo he visto a lo largo de casi los 20 años que llevo trabajando y dedicándome al concursal", explica Nart.
Según el experto, las negociaciones suelen complicarse "cuando la compañía pretende imponer unas condiciones de pago que la banca no puede aceptar". Las entidades financieras operan bajo criterios internos y supervisión del Banco de España, lo que limita su flexibilidad para aceptar determinadas propuestas.
Nart recomienda buscar planes de reestructuración consensuados, con apoyo mayoritario de los acreedores, en lugar de opciones más agresivas que pueden dejar a la empresa sin tesorería tras su aprobación judicial.
Procedimiento especial para microempresas: el gran olvidado
Para empresas de menor tamaño, con menos de 10 trabajadores fijos, deuda inferior a 350.000 euros y volumen de negocio por debajo de 700.000 euros, existe el procedimiento especial para microempresas, que Nart define como "el gran olvidado de la nueva regulación".
Este procedimiento ofrece ventajas significativas: "El procedimiento lo controla mucho la propia empresa. No hay administrador concursal a menos que no lo pidan los acreedores, no hay pieza de calificación, no hay responsabilidad del órgano de administración a instancias de la administración concursal", enumera el experto.
Aunque frecuentemente termina en liquidación, este procedimiento especial otorga mayor control a la empresa y reduce las responsabilidades, aspectos que deberían ser considerados por las microempresas en dificultades financieras.
La elección del procedimiento adecuado para una empresa en insolvencia depende de múltiples factores, principalmente su tamaño, viabilidad y capacidad de tesorería. Un asesoramiento legal especializado resulta fundamental para identificar el camino más favorable en cada caso particular, evitando así decisiones precipitadas que puedan comprometer el futuro de la compañía.