Uno de los aspectos que más preocupan a los empresarios es la productividad laboral, es decir, la relación que hay entre el número de horas invertidas por el trabajador, el esfuerzo que éste hace y los resultados obtenidos, que pueden ser más o menos positivos. Se dice que la productividad laboral es favorable a la empresa cuando los beneficios obtenidos son proporcionales al tiempo y esfuerzo invertidos. Y se matiza que es especialmente positiva cuando esos beneficios se han obtenido con una inversión de tiempo y esfuerzo menor.

En el caso de España, si se consulta el INE (Instituto Nacional de Estadística), se puede observar cómo el rendimiento (la productividad laboral) de los empleados bajó drásticamente durante el tiempo de pandemia. Actualmente, la productividad ha vuelto a elevarse (concretamente en el último año). En general, si consultamos los datos de la última década, desde el año 2013 hasta ahora, la productividad laboral se ha mantenido más o menos constante, con alguna bajada en algún momento, pero sin resultar extremadamente significativa. En cambio, últimamente sí se están produciendo subidas y bajadas considerables, que hacen pensar en dificultades a la hora de alcanzar una estabilidad en la productividad laboral.

En este artículo, recogemos algunos factores que pueden repercutir en la productividad laboral y, además, damos cinco consejos para mejorarla.

¿Qué factores influyen en la productividad laboral?

A grandes rasgos, aunque hay varios factores que podrían analizarse, podemos hablar de:

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Definir objetivos y priorizar tareas

Un término que últimamente muchas personas utilizan es "procrastinación", lo que habitualmente se conoce como "dejar las cosas para mañana", en lugar de hacerlas hoy. Es importante evitar postergar tareas que son urgentes o que requieren de solventarse en un corto plazo de tiempo. Hacer una lista con todos los asuntos pendientes y ponerles una fecha de tiempo límite es el primer paso para liberar de estrés al empleado y favorecer que rinda más en la consecución de las tareas, ya que lejos de distraerse, habrá de poner atención en lograr completar el trabajo en el plazo indicado.

Establecer una jornada flexible y con descansos

Uno de los métodos que pueden utilizarse para que el empleado sea más eficiente en el tiempo que trabaja es el método Pomodoro. Según esta estrategia, el empleado descansa 5 minutos por cada 25 minutos de trabajo. Entonces, su tiempo de trabajo es de 25 minutos, descansa cinco, y superada esta pausa, vuelve a retomar la actividad por otros cinco minutos. La cuarta vez que retoma la actividad, en lugar de 5 minutos, puede permitirse un descanso superior, de entre 20 y 30 minutos.

Proporcionar cursos de reciclaje

La formación continua va a permitir que el empleado refresque sus conocimientos, adquiera nuevos (en caso de que sea necesario), potencie destrezas que, por el trabajo reiterativo, se hayan podido oxidar, etc.

Fomentar la unidad entre los trabajadores

Un grupo cohesionado de empleados es un grupo con mejor comunicación, mayor dinamismo, seguridad a la hora de expresar las necesidades individuales, y en el que -en lugar de potenciar la competitividad- se potencia la colaboración, lo que permite agilizar las tareas, especialmente cuando son complejas. En este útlimo caso, la tarea puede fragmentarse en tareas más pequeñas que repartir entre varios trabajadores, pudiendo hacer más en menos tiempo y sin que ello implique una sobreexplotación.

Inversión en nuevas tecnologías

Las nuevas tecnologías hacen la vida más sencilla, también para el trabajador. Aunque es recomendable que el empleado sea capaz de desarrollar su trabajo aún no contando con las nuevas tecnologías (al menos, en algunos casos), también es recomendable que se familiarice con un entorno digital que tiene su parte positiva, y que puede ayudarle a trabajar a un ritmo mayor, con menos esfuerzo, conservando más energía a la par que disminuye su cansancio.