Hace pocos días un informe citaba la profesión de cartero como una de esas que desaparecerán en no mucho tiempo. ¿Hace cuánto que usted no escribe y manda una carta a mano? Es evidente que el sector de la distribución de cartas depende en buena medida de las facturas que en papel llegan a domicilios y oficinas, pero también ese envío de cartas por parte de las empresas está en decadencia. La carta tradicional va a desaparecer, el cartero tradicional también, pero no la actividad de reparto, en auge ante la importancia creciente del comercio electrónico.

En medio de esta reconversión que vive el sector del reparto, llama la atención que empresas de correos estén saliendo a bolsa, porque esto me suena a que los Estados colocan en bolsa empresas con un futuro incierto para reducir parte de su deuda.  El debut más sonado es el de Japan Post este este miércoles 4 de noviembre, en lo que ha sido la mayor salida a bolsa en el país desde 1987 y que ha ido acompaña de la colocación en mercado de Japan Post Bank y de Japan Post Holdings. Esta triple colocación que se salda con subidas espectaculares en bolsa espectaculares ha permitido al gobierno de Shinzo Abe recaudar 12.000 millones de dólares. Lo llamativo sigue siendo que el ciudadano japonés, o inversor minorista, se ha quedado con tres cuartas partes de la oferta de papel (el inversor japonés se caracteriza por comprar todo lo nacional, deuda incluida, en un gesto que se suele asociar con lo patriótico del país). Incluso para algunos japoneses esta salida a bolsa ha supuesto su primera experiencia en el mercado de acciones.

Italia también acaba de sacar a bolsa su empresa de correos, la Poste Italiana, la primera gran privatización estatal en 16 años en el país. La finalidad, la misma, reducir deuda tras la recaudación de 3.400 millones de euros.

El cartero ha llamado a la bolsa dos veces en las últimas semanas. ¿Volverá a hacerlo?

 

(FOTO: www.flickr.com, Liz West)