Tal y como estaba previsto el Banco Central Europeo ha decidido reducir la compra mensual de bonos: desde enero la adquisición pasará a ser de 30.000 millones de euros frente a los 60.000 millones de euros actuales. El BCE mantendrá la compra de deuda hasta septiembre de 2018 o más allá si fuera necesario. La entidad explica que si el panorama se vuelve menos favorable o si las condiciones financieras se vuelven inconsistentes, se podría modificar el plan de compra de activos en su tamaño o en extensión.

El anuncio de la reducción de la compra de bonos por parte del BCE provoca caídas en el euro y subidas en el precio de los bonos soberanos (y bajadas en sus rentabilidades) porque el mercado interpreta que el BCE ha adoptado una actitud "paloma" y que está dispuesto a seguir apoyando el mercado el tiempo que sea necesario.

El BCE empezó su plan de compra de activos (conocido como QE) en 2015 para luchar contras los riesgos de deflación en la Eurozona. Actualmente la inflación en la Eurozona se sitúa en el 1,5%, por debajo del objetivo del BCE, por lo que muchos analistas consideran que el BCE no tiene tanta presión para reducir los estímulos que inyecta en el mercado.

En su reunión de este jueves el BCE ha mantenido el tipo de referencia en el 0% y el tipo de depósito en el -0,4%.

El Presidente del BCE, Mario Draghi, también ha tenido palabras hacia la situación catalana. Señala que es demasiado pronto todavía comentar sobre posibles riesgos en la estabilidad financiera, puesto que la situación de Cataluña cambia a diario. Sin embargo, asegura que el banco central permanece atento a las tensiones entre Cataluña y el resto de España.