El sector del cine español continúa en recesión. A nivel económico y de negocios, es un “sector muy complicado” de mantener y de financiar. Según fuentes cercanas, la industria cinematográfica española cuesta 200.000.000 millones de euros al año, “una cantidad muy alta para el poco retorno que se genera. De las 200 cintas que se producen al año, solo funcionan 10.

Las mismas fuentes creen que este sector solo se sostiene mediante el apoyo de las grandes plataformas como Netflix, o grandes cadenas de televisión privadas como Mediaset o Atresmedia, dos compañías que cotizan en la Bolsa española. Miguel Ángel Poveda, es productor de Gold Tower Producciones y profesor de EAE Business School. 



Para un financiero o un inversor, no importa demasiado el contenido o la historia a contar. Lo que interesa es que la película pueda colocarse en televisión.



El dinero también llega de las personas anónimas no relacionadas con la industria audiovisual para conseguir un descuento fiscal. “Es una fórmula que está funcionando muy bien. Cada vez hay más cintas con un mayor posicionamiento que cuenta con costes muy altos y que sí o sí están respaldadas por inversores privados”.

No olvidamos las subvenciones y préstamos. Los créditos o ayudas que provienen de los bancos, administraciones o entes públicos, el ICO, ya no suponen ni el 25% del coste del producto final. Cada vez es más complicado acceder a esta vía. Las subvenciones eran los pilares de la financiación, ahora ya no.



La realidad es que muchas de las películas españolas son deficitarias. De las 200 películas producidas en un año, solo son rentables cinco o como mucho las diez primeras más vistas, las cuales están repartidas entre las principales cadenas privadas de televisión. Un ejemplo es "Campeones" que podría haber costado en el entorno de los cuatro millones de euros, según fuentes consultadas. La película ha recaudado el año pasado más de 19 millones, por lo que es rentable. Lo mismo sucede con “Superlópez”,Perfectos desconocidos” o “El mejor verano de mi vida” con una recaudación que ronda los 8 millones de euros. El resto, son deficitarias. Incluso existen películas que han recaudado 3 o 5 euros, según los datos oficiales del Ministerio de Cultura.

Para sacar una película adelante, existen muchos inconvenientes en el camino, sobre todo el coste. Una película estándar de coste medio cuesta dos millones de euros. En algunos casos, dependiendo del proyecto, son las propias cadenas de televisión las que coproducen, por lo que se garantiza un apoyo muy potente sobre todo de marketing o publicidad a coste cero.

Por otro lado, el público es subjetivo: es necesario que los espectadores tengan interés, que respalden la historia que se les va a contar. “Durante muchos años hemos producido películas de espaldas al público, no se transmitía ningún tipo de interés. En los últimos veinte años hemos aprendido de los errores y ahora se cuentan historias que interesan. También hemos aprendido del cine extranjero sobre todo del americano, que también supone un gran problema por la fuerte competencia que supone”, cuenta Poveda.

Con todo, el sector no termina de remontar. Está paralizado. Las películas nacionales han recaudado algo más de 103 millones de euros en 2018, una cuota de mercado del 16%, unas cifras prácticamente similares a las de 2017. La taquilla ha española ha ingresado casi 600 millones, un descenso del 2%.

Según los expertos, el dinero recaudado con la taquilla "en la mayoría de los casos, sirve para pagar la publicidad y fotocopias”, no hay negocio con ello. Esta es la realidad de una industria que de momento, no proyecta un final feliz.