Hace justo un año, la artista internacional Taylor Swift se despedía de España tras sus dos conciertos en el estadio Santiago Bernabéu, una auténtica locura que reunía a 150.000 'swifties'. Una realidad está clara, y es que los conciertos alcanzan precios récord y vivir el presente (sin reparar mucho en el futuro), cuesta cada vez más caro.
En los últimos tiempos asistir a conciertos de artistas como Beyoncé, Taylor Swift o Lady Gaga se ha convertido en todo un lujo para muchos, con entradas a precios cada vez más desorbitados. Sin ir más lejos, el puertorriqueño Bad Bunny, que visitará España el próximo año, no sólo ha desatado el caos por conseguir entradas, sino que los precios oscilan entre los 80 hasta los casi 550 euros.
A pesar de la subida imparable de precios, los jóvenes priorizan vivir el momento y no dudan en gastar mucho por experiencias únicas.
Según datos de Pollstar, los fans de la generación Z están pagando mucho más que las generaciones anteriores cuando eran jóvenes. Para que se hagan una idea, en 1996, el precio medio de una entrada para las 100 giras más importantes a nivel mundial era de unos 23 euros. Hoy en día, esa cifra supera ya los 100.
A pesar de los elevados precios, la demanda de música en vivo en España no parece haberse resentido, ya que, según Albert Guivernau, investigador de OBS Business School, nuestro país ocupa la posición número 15 a nivel mundial en este sector, con un crecimiento anual del 25% tanto en asistencia como en facturación. Guivernau achaca la subida de precios a la inflación y la escasez de mano de obra.
Los Gen Z, los que más gastan
El encarecimiento de las entradas ha llevado a muchos jóvenes de la Generación Z a endeudarse para asistir a conciertos. Según Bank of America, en 2024 uno de cada cinco habría gastado por encima de sus posibilidades, con un gasto medio mensual superior a los 260 euros en entradas.
Con un panorama cada vez más incierto donde es casi imposible poder comprar una vivienda o incluso pensar en una hipotética jubilación, la inseguridad empuja a gastar en el ahora, ya que para los zeta el dinero que entra en la cuenta deja de verse como una inversión en el futuro, sino como una herramienta para vivir el presente.
Entonces, ¿se ha perdido la noción de ahorro en favor de la satisfacción inmediata? Desde la ESIC University señalan que los jóvenes no ignoran del todo la importancia del ahorro, pero sí que apelan a aquello del 'carpe diem'.
La falta de garantías a largo plazo cambia radicalmente la relación de los jóvenes con el dinero. Este momento álgido para los conciertos ha puesto en el punto de mira incluso a las principales promotoras del sector, y es que hace apenas unas semanas, la OCU denunciaba a Ticketmaster por el cobro "irregular y abusivo" de las entradas online para los conciertos de Bad Bunny en España.
Según la organización, un ticket que parte de 80 euros puede llegar a costar casi 270 al incluir conceptos no reembolsables como gastos de gestión, donaciones y cargos VIP. Con un trasfondo claramente generacional, los jóvenes de hoy apuestan por vivir el presente y disfrutar al máximo de cada experiencia.
En un contexto de incertidumbre que dificulta planificar el futuro, muchos prefieren exprimir la vida hasta la última gota o, en este caso, hasta el último euro de su cartera.