La inteligencia artificial (IA) promete transformar la economía global, pero su financiación y rentabilidad futura generan incertidumbre. Raphaël Gallardo, economista jefe de Carmignac, reconoce que se trata de "una revolución" que podría impulsar "un aumento de las ganancias de productividad del 1,5% del PIB durante diez años", aunque advierte sobre tres interrogantes fundamentales.
Escucha la entrevista completa en el siguiente podcast de Mercado Abierto:
Lo abordamos de la mano de Raphaël Gallardo, economista jefe de Carmignac.
Los tres interrogantes de la revolución de la IA
Según Gallardo, el primer desafío es el calendario de materialización de los beneficios: "La pregunta es que esta tecnología ya está directamente lista para el prime time, para una difusión más masiva entre las empresas y los hogares".
El segundo reto implica determinar quién capturará el valor generado, pues "hay que compartir esos beneficios entre los usuarios y los proveedores, y también dentro de la cadena de suministro".
El tercer punto, quizás el más preocupante, se refiere a la financiación. "Hasta ahora era financiado por el efectivo de los hyperscalers, pero aparece que ahora ya no es suficiente", señala. Añade que "el modo de financiación está basado en los rincones más opacos del banco, que es el mercado de la deuda privada, donde no tenemos ninguna transparencia".
Perspectivas económicas globales con sombras
Respecto a 2026, el economista anticipa un crecimiento global "alrededor de 3%" impulsado por tres motores: la IA, el gasto en seguridad nacional y el "laxismo presupuestario de los estados". Sin embargo, advierte que "no hay ampliación de las fuentes de crecimiento" y que "las valoraciones de la renta variable aparecen más caras".
Sobre Estados Unidos, cuestiona la política de la Reserva Federal: "La Fed está cortando los tipos en una reacceleración de la economía, y también con una inflación que se sitúa desde cinco años por abajo de la meta del 2%", lo que considera "no es una política responsable".
Para Europa, diagnostica problemas estructurales, especialmente en Alemania, cuyo "modelo económico germano está quebrado" desde 2018. "Es muy difícil inventar un nuevo modelo cuando tenemos el precio de la energía, que es tres veces más caro que en Estados Unidos, y un precio de la mano de obra que es siete veces más caro que la de China", explica.
Finalmente, identifica la deuda pública como el mayor riesgo global: "El principal riesgo macrofinanciero es la dinámica explosiva de las deudas públicas en todos los países desarrollados y en muchos países emergentes".
Advierte que "es inevitable que llegue un momento en el que los inversores fuercen un ajuste" en lo que denomina "una carrera ciega populista que no puede continuar".
