China sorprende con una bajada de las exportaciones, la mayor en dos años, y de las importaciones en diciembre, lo que apunta a una mayor debilidad de la segunda economía del mundo y a un deterioro de la demanda mundial.

En el último mes del año pasado, las exportaciones han bajado un 4,4%y las importaciones un 7,6%, ambos datos son peores de lo esperado. En todo 2018, las exportaciones han subido un 9,9% interanual, la mejor cifra en siete años a pesar de la guerra comercial, y las importaciones han sumado un 15,8%.

Los datos del año pasado también muestran el mayor superávit comercial con Estados Unidos en más de una década, lo que podría llevar a Donald Trump a aumentar la presión sobre Pekín en su disputa comercial. Este superávit ha aumentado un 17,2%, a 323.320 millones de dólares, el más alto registrado desde 2006.

Sin embargo, las importaciones de bienes estadounidenses aumentan sólo un 0,7% con respecto a 2017, lo que refleja el impacto de los aranceles de represalia de Pekín y el estímulo a los importadores para que compren más a proveedores no estadounidenses.

En cualquier caso, los datos de la balanza comercial china confirman lo que el sector empresarial viene advirtiendo en las últimas semanas con rebaja de previsiones de ventas: se siente una demanda cada vez menor en China. Se incrementa el temor a que la economía del gigante asiático haya perdido más impulso de lo esperado en la recta final del año, a pesar de las medidas que Pekín ha puesto en marcha para mitigar sus efectos, desde recortes de impuestos hasta un mayor gasto en infraestructura.

Ahora se espera que China acelere e intensifique sus medidas de flexibilización y estímulo en 2019 después de que en diciembre también se registrara una contracción en la actividad fabril.

Entre las medidas destacadas para impulsar la economía, China anuncia una reducción de las restricciones a la inversión extranjera. Pekín permitirá la propiedad extranjera total de compañías en más áreas de la economía y reduciría el número de industrias en las que la inversión extranjera estaba restringida o prohibida, según el ministro de comercio Zhong Shan.