Indra ha sido claro en esta junta de accionistas. Tal y como ha remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, "en el marco de un plan general de optimización de costes y proyectos, la compañía va a iniciar formalmente el proceso para llevar a cabo un ajuste de plantilla en España a través de un procedimiento de despido colectivo".

Algunas agencias apuntan a que el ajuste podría afectar a 1.500 personas. En España emplea a 21.746 personas y ya está ajustando su plantilla en Latinoamérica, donde recortará 1.000 empleos en los próximos meses. Fernando Abril-Martorell, presidente de Indra, ha justificado la necesidad de llevar a cabo un expediente de regulación de empleo por la caída del mercado nacional en más de un 40 % y en las pérdidas registradas en 2014 (92 millones de euros) y el primer trimestre de 2015 (19 millones de euros).

Por ello, la compañía ha solicitado a los representantes de los trabajadores la formación de una mesa negociadora para abordar un proceso de reestructuración en la empresa. El directivo ha señalado algunos de los motivos que han provocado estos resultados, como la caída de las ventas en España, y ha explicado que los costes de personal no son lo "suficientemente variables" para soportar el deterioro de los márgenes.

Los puntos débiles de la multinacional son los servicios de "bajo valor añadido", la excesiva "fragmentación" de clientes, y la pérdida de "enfoque" en lo que se refiere a los costes de la compañía que cuenta con una estructura "pesada"

Con todo, el consejo de administración de la compañía ha decidido no proponer el reparto de dividendo con cargo a reservas.