Cuando no existían los centros meteorológicos que aportaban a los periódicos la información del tiempo, un redactor de una ciudad de mar acostumbraba a llamar a puerto para pedir la previsión meteorológica. El marinero descolgaba el teléfono, miraba al cielo y al mar, y después daba el parte. Y el periodista, escribía. Yo no estaba allí para comprobar si se acertaba o no, pero es verdad que los gallegos de mar sabemos mirar al cielo y al agua y adelantarnos a la lluvia, o a la niebla o al viento. Y sabemos hacerlo porque llevamos años en eso, y porque del buen o mal tiempo, del buen o mal estado de la mar, depende la decisión de salir o no a pescar, de ir a buscar el jornal. Vamos, que los gallegos nos tomamos en serio lo de mirar al cielo. Y aunque llevemos años haciéndolo, también a veces nos equivocamos.

Le tengo mucho respeto al mar. También a la bolsa. El mar puede tragarte y matarte. La bolsa (toda la operativa en mercados financieros) puede tragarte y hacer que pierdas hasta el último de los céntimos que te quedan y que la vida entre en una espiral de desesperación en busca de sustento. Cuando hablo de respeto a la mar no me refiero a dejar de navegar, de bañarse o de pescar. Así que es obvio que cuando me refiero al respeto que debemos tenerle al mercado no estoy incitando a dejar de invertir. Todas las profesiones y oficios requieren estudio, pero sobre todo tiempo y práctica, mucha práctica. Y a ese respeto es al que yo me refiero, al de los años. La bolsa también requiere estudio pero sobre todo ese aprendizaje que se adquiere a través de práctica y que no da un curso. Y si me lo permiten, normalmente la práctica requiere años, incluso en los mercados financieros.

En el dibujo, en el deporte, en la cocina, en la ingeniería y la arquitectura, en la moda, en las matemáticas y en la música…. En todas las profesiones hay genios, excepciones, personas que con unos meses de rodaje dominan la técnica, intuyen con el trabajo de unas horas intuiciones que otros han tardado años en desarrollar. Hay quien dice que eso pasa en la bolsa. Seguro que sí. En la radio, en el programa del viernes 16 de enero me presentaron a Sergio. “Es el ejemplo del alumno que supera a la maestra”, me dijo su mentora, Francisca Serrano. Sergio nos contó que lleva un año en mercado, que tras doce meses no pierde dinero en el cómputo global y que se puede vivir de trading si el punto de partida son 10.000 dólares y hay paciencia y dedicación. Opera con futuros y no quiere divisas pese a que sea ese el mercado más líquido de todos. A Sergio le pedí humildad y más tiempo en el mercado. Él me dijo que a Steve Jobs nadie lo tomó en serio por salir de un garaje. “¿Se compara usted con Steve Jobs?”, le pregunté. “¿Por qué no?”, me respondió.

Los japoneses lo llaman la soberbia del aprendiz. Yo no lo llamo de ninguna manera. Al mercado, como al mar, le tengo demasiado respeto.

 Laura Blanco