La agencia de calificación Moody's considera que el Gobierno central de China tiene capacidad para absorber "con el tiempo" las deudas de las administraciones locales y provinciales del país.

Según el vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody's, Tom Byrne, las operaciones financieras de los gobiernos locales han elevado la ratio de deuda pública sobre el PIB hasta un 34 % en 2014 respecto a un bajo 17 % en 2005, la tendencia al endeudamiento de China parece haberse estabilizado".

Byrne cree que los niveles de deuda de las administraciones son "relativamente moderados" y que el gobierno central tiene "un apreciable espacio fiscal para acomodar ese riesgo". Además añade que se deba a la baja dependencia de China de la financiación externa, en su alta tasa de ahorro (que Moody's estima en un 49,9 % del PIB, la mayor entre las grandes economías mundiales) y en la abundante reserva de activos, que los cálculos oficiales sitúan en un 150 % del PIB.

Asimismo, el directivo de la agencia de calificación afirma que el fuerte crecimiento del PIB chino, que en el primer trimestre del año creció un 7 % interanual, compensa los costes de los intereses de la deuda. Por todo ello, Moody's reafirma a la segunda economía mundial en el grupo de países con mayor calificación crediticia.

El Gobierno chino ha tratado en los últimos meses de aliviar la deuda local con una reforma de la Ley de Presupuesto que permite a administraciones locales cambiar su antiguo endeudamiento por la emisión de nuevos bonos.

En un principio, Pekín fijó el volumen total de deuda a refinanciar dentro de este programa en un billón de yuanes (unos 163.400 millones de dólares, 144.500 millones de euros), aunque este miércoles dobló esa cantidad.

Según la última estimación de la Oficina Nacional de Auditoría china, de junio de 2013, la deuda de los gobiernos locales asciende a 17,9 billones de yuanes (2,92 billones de dólares, 2,59 billones de euros).

La mayor parte de la deuda de las administraciones públicas chinas se acumuló tras la puesta en marcha de los paquetes de estímulo de Pekín para estimular su economía y contrarrestar los efectos de la crisis financiera global de 2008.