La constructora española Sacyr mira al futuro con optimismo después de haber sufrido en sus cuentas durante seis años los rigores de la crisis, y espera duplicar su Ebitda para 2020 mientras anuncia el primer pago de un dividendo en cuatro años.

La venta de Testa a Merlín por casi 1.800 millones de euros va a permitir a Sacyr reinventarse para centrar su negocio en las concesiones y en su división industrial, patas sobre las que pivotará su estrategia en los próximos ejercicios hasta 2020.

Tras la fallida inversión en Repsol -de la que tuvo que vender la mitad de la participación para poder refinanciar el préstamo en 2012- y el fin de la burbuja inmobiliaria, Sacyr ha reducido su estructura, vendiendo activos con los que aligerar la ingente deuda de la sociedad.

Ahora, con una posición financiera más saneada y centrando su mirada en Estados Unidos, espera obtener un ebitda en torno a los 383 millones de euros en 2016 y elevarlo hasta entre 700 y 750 millones de euros en 2020.

Según analistas de Reuters, las claves para el futuro de la compañía son:

-La compañía no descarta nuevas operaciones corporativas en Sacyr Industrial

-Industrial y concesiones serán los motores de crecimiento

-Pagar dividendo

-EEUU como objetivo estratégico.