La llegada de Donald Trump y su política proteccionista colocan a China como el socio de todos, el garante del libre comercio a pesar de tener un mercado todavía cerradoGuillermo Martínez Taberner, coordinador del departamento de economía y empresa de Casa Asia, considera que en el congreso que comienza este fin de semana en China el partido comunista chino refrendará las políticas de Xi Jinping.



China, en todo caso, continúa inmerso en un proceso de transformación económica. En 2014 el sector servicios suponía el 48% del PIB chino, y en 2016 representa ya un 51%. Para el año 2020 quieren duplicar el consumo respecto a 2010 y los datos avalan ese objetivo. Aunque pese a todo esto, lo cierto es que la economía asiática tiene problemas que resolver. China necesita una reforma inmobiliaria que evite el resurgimiento de una burbuja, y debe contener también el gasto y la deuda de las empresas públicas, en las que el gobierno debe a su vez de ir desinvirtiendo. Además, algunos analistas cifran la deuda china en el 300% del PIB.

En relación a Estados Unidos, China podría aprovechar el abandono de algunos mercado por parte de los norteamericanos para introducir aún más sus productos, y de esta forma colocar el exceso de producción de algunos sectores. Además, será complicado que Estados Unidos corte de raíz su relación comercial con el gigante asiático, porque más de 250.000 empresas norteamericanas tienen algún vínculo con la producción en China.

El comercio con la Unión Europea es otro de los frentes abiertos para el gobierno que lidera Xi Jinping. Desean convertirse en una economía de libre comercio, de manera que las exportaciones con la UE no conlleven aranceles, pero por el momento es algo que han negado ya en dos ocasiones desde la Comisión Europea, evitando además el impacto que podría tener en las economías de la Unión la llegada de productos y servicios chinos a menor coste.