El presidente de Estados Unidos ha presentado la que se será la mayor reforma fiscal en tres décadas. Ofrece recorte de impuestos para la mayoría de los estadounidenses pero también genera críticas. Los demócratas sostienen que el plan beneficia a ricos y a empresas y podría sumar miles de millones de dólares de déficit.

Donal Trump asegura que hace más justo el sistema y acelerará el crecimiento del país. “Nuestro país y nuestra economía no pueden despegar como deberían si no reformamos drásticamente el anticuado, complejo y extremadamente oneroso código tributario de Estados Unidos, es una reliquia, tenemos que cambiarla, tenemos que competir y competir con otros países”, ha señalado Trump.

La iniciativa trata de satisfacer a todos. Simplifica los tramos y los reduce de siete a tres: del 12%, del 25% y del 35 %. Eso supone reducir el tipo máximo, actualmente del 39%, y eleva el mínimo, del 10 %. También elimina el impuesto de sucesiones, eleva las deducciones fiscales para las familias con hijos y crea una nueva para adultos dependientes.

Para las empresas, rebajará del 35% al 20% la tasa impositiva para las empresas, lo que no cumpliría con la demanda inicial de Trump de un 15%. Donald Trump señala que “ reduciremos dramáticamente la tarifa del impuesto de sociedades para que las compañías americanas y los trabajadores americanos puedan batir a nuestros competidores extranjeros y comenzar a ganar otra vez”.

Ramón Tamames, catedrático de estructura económica, Manuel Moreu, ex presidente del Instituto de Ingeniería de España y Juan José Rubio, decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha, han analizado las propuestas. Creen que el plan puede incentivar las inversiones en Estados Unidos e incluso, no descartan, que puedan producirse una deslocalización de empresas españolas en favor de aquel país. Escucha aquí su análisis completo:



La propuesta no aclara cómo se compensará el descenso de los ingresos fiscales para poder equilibrar las cuentas públicas y que no aumente el déficit ni la deuda. Según una estimación preliminar de la organización Comité para un Presupuesto Federal Responsable, la iniciativa costará a Estados Unidos alrededor de 2,2 billones de dólares.

El plan se ha presentado un día después de que la prioridad legislativa de los republicanos, una reforma al sistema de salud conocido como "Obamacare", fracasase en el Senado, y otro asunto clave en la lista de deseos de Trump, el gasto en infraestructura, no se ha materializado.