Amnistía Internacional acusa a las grandes multinacionales de no atajar con las medidas necesarias la explotación infantil en las minas de cobalto de la República Democrática del Congo. El documento publicado implica especialmente a las firmas electrónicas y automovilísticas, con compañías de la talla de Renault, Daimler, Microsoft o Lenovo. Además, critica que muchas de estas empresas se han negado a responder a sus preguntas sobre el origen del cobalto que utilizan en sus baterías, dos años después de publicar un primer informe sobre el vínculo del metal con la explotación infantil en las minas del país.

AI reconoce que algunas compañías si informan sobre sus proveedores pero no es suficiente, ya que “no informan de los riesgos humanitarios y abusos que descubren”. Este problema lejos de disminuir aumenta, “ahora que crece la demanda de baterías recargables, las compañías tienen la responsabilidad de demostrar que no se están beneficiando de la miseria de los mineros”.

Este país centroafricano es, con mucho, el mayor productor mundial de cobalto y representa más de la mitad de los suministros mundiales del metal, un ingrediente fundamental de las baterías de iones de litio. Un 20% se extrae en las minas congoleñas manualmente, incluidos niños, lo que implica un alto riesgo de accidentes mortales y enfermedades pulmonares.

El problema se agrava dada la renovada fama que ha ganado el cobalto en los últimos meses. Su precio se ha disparado debido al crecimiento en la demanda de vehículos eléctricos propulsados por este tipo de baterías.

En el documento “Hora de recargar”, AI denuncia que “las empresas tienen responsabilidad de probar que no se están beneficiando de la miseria de los mineros que trabajan en condiciones terribles en RDC”. El grupo clasifica a los gigantes del sector en función de cómo han mejorado sus prácticas de abastecimiento de cobalto desde enero de 2016: “Casi dos años después, algunas de las empresas más ricas y poderosas del mundo siguen poniendo excusas para no investigar sus cadenas de suministro. Incluso aquéllas que las investigan no desvelan los peligros y abusos en materia de derechos humanos que descubren. Si las empresas ignoran de dónde procede su cobalto, sus clientes tampoco lo saben.”

APPLE EN CABEZA, MICROSOFT EN LA COLA

El mayor comprador del mineral recogido en el país es Congo Dongfang Mining International, una subsidiaria propiedad del gigante de minería chino Zhenjiang Huayou Cobalt, que ya formó parte del anterior documento de Amnistía. AI reconoce que ha mejorado pero continúan existiendo algunas lagunas en la información proporcionada por la compañía, que explica que el trabajo infantil es un problema difícil causado por la pobreza y agrega que está trabajando en varias iniciativas, incluida la construcción de escuelas y la provisión de microcréditos para impulsar las pequeñas empresas.

De las 29 empresas analizadas, AI explica que Apple se ha convertido en la primera compañía en publicar los nombres de sus proveedores de cobalto, lo que le convierte “en el líder del sector en lo que se refiere al abastecimiento responsable”. Desde 2016, se ha implicado activamente con Huayou Cobalt para identificar y resolver los casos de trabajo infantil en su cadena de suministro.

Dell y HP también han mostrado señales de mejora y han comenzado a investigar sus relaciones de suministro con la compañía china, además de tener políticas más sólidas para detectar peligros y abusos en materia de derechos humanos.

Pero los avances de otras grandes marcas son “alarmantemente escasos”, como Microsoft, que “se cuenta entre las 26 empresas que no dio a conocer detalles sobre sus suministradores”, lo que “implica que no cumple ni si quiera con las normas internacionales básicas”. Lenovo también alcanza una baja puntuación “pues sólo ha actuado mínimamente o investigar sus vínculos con Huayou Cobalt.

Además, si bien Apple y Samsung han identificado cuáles son sus fundidores no han publicado su evaluación de los peligros asociados a ellos, con lo que es “imposible decir si están cumpliendo o no con sus responsabilidades”.

Respecto a las empresas de vehículos eléctricos, Amnistía denuncia que se han quedado a la zaga respecto a otros sectores. “Renault y Daimler lo hicieron especialmente mal, pues ni siquiera cumplieron las normas internacionales mínimas de revelación de información y diligencia debida, dejando grandes puntos ciegos en sus cadenas de suministro”, explica, mientras que BMW fue la que mejor puntuó entre los fabricantes de vehículos evaluados en el estudio. La empresa ha realizado varias mejoras en las políticas y las prácticas de sus cadenas de suministro respecto al cobalto, pero aún no ha revelado dónde lo funde y lo refina.