La OPEP se reúne mañana en Viena con el objetivo de cerrar un acuerdo que reduzca la producción de crudo en al menos 1,3 millones de barriles por día. La resistencia de Rusia a realizar ese recorte significativo en el bombeo es ahora el principal escollo. Con el descenso en los precios del petróleo, por la debilidad económica y el exceso de oferta ligado a una mayor producción en Estados Unidos, países como Arabia Saudí piden medidas drásticas para reducir la producción a partir de enero. En paralelo, inician políticas de reconversión de sus economías que reduzcan su dependencia del oro negro.

El analista de mercados energéticos, Manuel Fernández Ordóñez, reconoce que con la OPEP “nunca se sabe”, sobre todo después de que Catar haya anunciado su salida del grupo. “Lo que sí sabemos es que los productores, como algunos de la zona del Golfo, están comenzando a hacer otro tipo de políticas energéticas. Arabia Saudí o Emiratos están haciendo una apuesta muy fuerte por la  energía nuclear, dándose cuenta de que es hora de dejar de consumir petróleo”, explica.



El cártel petrolero, con Riad a la cabeza, se encuentra bajo la lupa del presidente de EEUU, Donald Trump, que pide precios más bajos del barril para apoyar a la economía. Peticiones que se ven avaladas por la irrupción del shale gas y la consecuente reducción paulatina de los precios de la electricidad en el país norteamericano. "Su modelo energético lo tienen solucionado para unos cuantos años con el shale gas", apunta Fernández Ordóñez.

En ese paradigma político y social en que nos encontramos a lo que se tiende es "a una electrificación total de la economía", desde industrias intensivas en combustibles fósiles hasta el transporte.