El Gobierno de Arabia Saudí presenta sus presupuestos de 2019 con una previsión de incremento del gasto público de casi un 7% y un déficit del 4,1% para alcanzar un objetivo de crecimiento del PIB del 2,3%, en comparación con el 2,1% previsto para el actual ejercicio.

En concreto, Riad gastará 293.000 millones de dólares el año que viene, lo que supone un 6,9% más que en 2018. Su expectativa es que los ingresos crezcan un 11%, hasta 260.000 millones. En el mismo ejercicio, la previsión de inflación es del 2,8%.

El ministro de Finanzas del país árabe, Mohamed al Yadaan, explica que el objetivo en este aumento del gasto en inversiones es acelerar el proceso de reformas estructurales, generar oportunidades de negocio y, en definitiva, estimular un crecimiento económico que ya no puede sustentarse únicamente en el petróleo.

Ejemplo de ello es que en 2013 el país invirtió su tendencia histórica de superávit presupuestario, para encadenar desde entonces años de déficit afectado por los menores ingresos del crudo. Riad implementa desde entonces ajustes estructurales que se han materializado en el plan Visión 2030 de transformación, donde se pretende diversificar la economía e impulsar al sector privado; con mayor protagonismo para el sistema educativo y sectores como el entretenimiento, el turismo y el transporte.

Las medidas para reducir el déficit e incrementar los ingresos no petroleros han pasado factura a la confianza empresarial y la tasa de desempleo entre los nacionales ha alcanzado el 12,9% en el primer trimestre del año, su nivel más alto de la última década.

Por ello, el mayor exportador de crudo del mundo pretende reducir las consecuencias de las fluctuaciones del precio del barril sobre sus cuentas públicas a través de ingresos ajenos al oro negro y alcanzar el ansiado equilibrio financiero para el año 2023. Los presupuestos prevén una reducción gradual del déficit en los próximos años, empezando con un pronóstico del 4,1% sobre el PIB en 2019.

Además, Riad espera que la demanda de crudo saudí aumente a medida que las sanciones estadounidenses contra Irán retiren parte de su producción del mercado. El Ministerio de Energía saudí estima que la demanda de petróleo del país podría oscilar entre 10,5 y 10,6 millones de barriles al día y asegura que el Reino es capaz de suministrarlo.