Las tensiones comerciales internacionales continúan intensificándose con un nuevo movimiento que afecta directamente a España. China ha anunciado la imposición de aranceles de hasta un 62% a los productos porcinos procedentes de la Unión Europea, una medida que golpea especialmente a España como tercer productor mundial de cerdo.


El Balance de la Economía

En este episodio de 'El Balance de la Economía', Lorena Ruiz entrevista a Gastón Fornés, profesor de EAE Business School, para hablar sobre los aranceles chinos a los productos porcinos

Según explica Gastón Fornés, profesor de EAE Business School, estos aranceles responden a una reacción dentro del marco comercial existente entre China y la Unión Europea.

"La Unión Europea ha puesto aranceles a los vehículos eléctricos chinos, y China ha reaccionado eligiendo productos que generan un impacto significativo", señala el experto.

Esta decisión tiene un componente tanto técnico como geopolítico. Por un lado, responde a la mecánica habitual de represalias comerciales, pero por otro, refleja las tensiones en el sistema de comercio internacional que se ha venido desarrollando desde la creación de instituciones multinacionales como la Organización Mundial de Comercio.

Impacto en el sector porcino español

Para España, el efecto puede ser considerable. Como tercer productor mundial de cerdo, con China como uno de sus principales mercados, estos aranceles encarecerán significativamente el producto para los consumidores chinos.

Fornés explica que "lo que hacen los aranceles es que el producto sea más caro, con lo cual es lógico que baje la demanda". Sin embargo, matiza que al tratarse de un alimento muy consumido en China, "es de esperar que el impacto sea menor" que en otros sectores.

El verdadero problema podría surgir si otros países productores de cerdo aprovechan la situación para ganar cuota de mercado en China, ofreciendo precios más competitivos que los productos españoles gravados.

Cambio estructural en la economía mundial

"Estamos viendo un cambio estructural en la economía del mundo", sostiene Fornés. "Hemos visto una economía en los últimos 50 años que ha tenido una determinada estructura, con flujos de comercio e inversiones en determinadas direcciones, y lo que estamos viendo es que esta estructura va a cambiar".

Este cambio no será temporal, sino que podría extenderse durante los próximos cinco o diez años, alterando fundamentalmente los flujos comerciales globales y las cadenas de suministro internacionales.

Mientras tanto, el mundo empresarial observa con cautela, esperando a ver cómo evoluciona este nuevo escenario antes de tomar decisiones de inversión a largo plazo. Como concluye Fornés, estamos en un momento de transición donde la adaptabilidad será clave para sobrevivir en un entorno comercial cada vez más impredecible.