El Banco de España (BdE) observa cierta desaceleración de la actividad de la economía española en el tercer trimestre, situando el ritmo de avance del PIB en España durante este periodo en el entorno del 0,3% intertrimestral.

Entre los principales indicadores que habrían provocado el freno en el crecimiento económico destacan la desaceleración económica global, shocks de oferta negativos que han empujado al alza los precios de la energía y los efectos del endurecimiento de la política monetaria.

Además, los PMI han descendido de manera continuada en los últimos meses, tanto en el caso de los servicios como en el de las manufacturas.

En cualquier caso, las proyecciones de crecimiento son superiores a la tasa media proyectada para la zona euro. "Esto se debe a que las manufacturas no tienen tanto peso en al economía española como, por ejemplo, en Alemania", explica Ángel Gavilán, director de Economía y Estadística del Banco de España.

Las previsiones mantienen la tasa de crecimiento de la economía española en el 2,3% y la rebajan al 1,8% para 2024.

El empleo se ralentiza tras el fuerte dinamismo de los primeros meses del año

La creación de empleo se habría ralentizado también en el tercer trimestre de 2023 , según las previsiones del Banco de España. Esta moderación, tras el fuerte dinamismo del empleo observado en los primeros meses del año, se apreciaría de manera generalizada en todos los sectores de actividad.

"Se va a ver limitado por el desempeño de la actividad en los dos próximos ejercicios", aclaran.

El Banco de España avecina un repunte de la inflación en 2024

El Banco de España ha revisado al alza de cuatro décimas de la inflación para 2023 hasta el 3,6% y siete décimas para 2024 hasta el 4,3% por el impulso de los precios de la energía y del impacto de la reversión de las medidas para mitigar la inflación por parte del Gobierno.

"Creemos que los precios del petróleo se situarán un 20% por encima de los niveles prepandemia y los precios del gas se multiplicarán por cuatro", apunta Ángel Gavilán.

El organismo ve todavía un exceso de dos puntos y medio en la inflación subyacente. Por otro lado, los efectos meteorológicos adversos, como la sequía, pueden seguir presionando al alza los precios de los alimentos.