El Banco de Japón mantiene intacto su programa de estímulo monetario masivo y deja sin cambios las previsiones de crecimiento e inflación, aunque en una tímida señal de progreso informa de que sus expectativas de precios han dejado de caer e impulsa al alza al yen frente al dólar.

El movimiento de principios de mes de recortar levemente sus compras de bonos generó expectativas sobre un potencial ajuste del programa pero ese cambio está todavía lejos. El BoJ podría querer evitar rumores sobre un ajuste temprano del QE e, incluso, algunos analistas explican que los últimos datos avalarían una subida de previsiones de crecimiento pero el organismo teme alimentar la especulación sobre la normalización monetaria y una divisa fuerte.

El organismo presidido por Haruhiko Kuroda mantendrá sus tipos de interés y el volumen de compras de activos con el objetivo de acercar el crecimiento del IPC al 2%, aunque reconoce que los riesgos sobre los precios siguen “sesgados a la baja”. Los tipos de interés a corto plazo continúan en el -0,1% y mantiene el objetivo de llevar el rendimiento de los bonos soberanos a 10 años al cero por ciento.

El banco central nipón señala que la economía continúa con su “expansión moderada”, pronostica que el PIB crecerá un 1,4% en el año fiscal que comienza en abril y destaca el incremento paulatino del consumo doméstico y la inversión. La entidad espera una inflación del 1,4% en el mismo periodo, aunque confía en que la subida de precios se acelere gracias a los aumentos salariales que se prevén durante las próximas negociaciones anuales entre patronal y sindicatos. Para 2019, el organismo espera un crecimiento del 1,8% y una inflación del 2%.