El banco central de China mantiene su previsión de crecimiento en el 6,8% para 2016. Aunque admite que existe riesgo de impago de los bonos, lo que dificulta la recaudaciones de fondos por parte de las empresas. Es consecuencia de la campaña que ha llevado a cabo el Gobierno de Pekín para reducir los niveles de deuda y el exceso de capacidad.
"Debido a estos acontecimientos recientes, hemos revisado nuestras previsiones macroeconómicas de China para 2016. En comparación con los pronósticos publicados en diciembre del año pasado, mantenemos nuestra proyección de referencia de un crecimiento del PIB real de un 6,8 por ciento en 2016", dice el Banco Popular de China en su informe.
Este documento ha sido presentado poco después de que se conociesen los datos de la balanza comercial china.
Las exportaciones caen un 4,1% en mayo como consecuencia de la débil demanda mundial, según los datos de la Administración General de Aduanas. Es una bajada superior a la prevista por los economistas, que esperaban un descenso del 3,6%.
Las importaciones han vivido una situación totalmente contraria. Caen un 0,4% en el quinto mes del año, la menor caída desde noviembre de 2014. Se avivan así las expectativas de estabilización de la economía china y sugiere que la demanda interna se recupera después de que Pekín incrementara el gasto en grandes proyectos de infraestructura.
Las exportaciones e importaciones de mayo suponen un superávit comercial de 49.980 millones de dólares. En este caso, las previsiones también se han quedado cortas, ya que se esperaba un superávit de 58.000 millones.
El Banco Popular de China mantiene su previsión de crecimiento
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