Por Silvio Cascione y Brad Haynes


BRASILIA (Reuters) - La economía brasileña se contrajo un 1,7 por ciento en el tercer trimestre, la peor recesión en 25 años que afecta duramente la recaudación impositiva que el Gobierno requiere para cubrir el creciente déficit fiscal.


La contracción, anunciada el martes por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), fue mayor que la mediana del 1,2 por ciento de las estimaciones de 33 economistas consultados en un sondeo de Reuters.


En la comparación anual, el producto interior bruto (PIB) de Brasil bajó un 4,5 por ciento en el tercer trimestre, su declive más pronunciado desde el inicio de la serie, en 1996.


Las medidas de austeridad del Gobierno han tenido escaso éxito y la recesión merma los ingresos tributarios más rápidamente de lo que Brasilia puede reducir el gasto, lo que ha minado la credibilidad del ministro de Hacienda y llevó a Standard & Poor's a bajar la calificación de Brasil a terreno especulativo.


La inversión disminuyó un 15,0 por ciento con respecto al año previo, encadenando el noveno trimestre seguido de caída.


El consumo de los hogares se redujo un 1,5 por ciento con respecto del segundo trimestre, con el desempleo en un máximo de seis años y con un salto en los precios al consumidor de casi un 10 por ciento en 12 meses.


Frente a los problemas de la economía y el mal ambiente político, los índices de aprobación de la presidenta Dilma Rousseff han caído a un sólo dígito este año y el entorno se ve agravado por la evidencia de un plan de sobornos en las principales empresas controladas por el Estado.


El IBGE revisó además el crecimiento del segundo trimestre a una contracción de 2,1 por ciento respecto del 1,9 por ciento reportado inicialmente en agosto.


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