La agencia de calificación Fitch, ha advertido que es posible percibir una nueva burbuja inmobiliaria en los centros de las grandes ciudades españolas como Madrid y Barcelona. De igual manera, asegura no anticipar una burbuja en los precios debido a la cantidad de vivienda que aún queda en stock.


El centro de las ciudades está experimentando en los últimos meses una fuerte demanda que choca con la limitada oferta de vivienda, provocando un aumento importante en los precios. Por su parte, la rentabilidad que ofrece actualmente la inversión en vivienda para poder poner en alquiler, se ha incrementado pasando del 5,9% de hace un año, al 7,1%, consecuencia también de la demanda, cada vez mayor, de alquileres. En este sentido, se ha registrado una caída del 1,8% en el  precio de la vivienda usada durante el mes de octubre, situándose en los 1562 euros por m2 al mismo tiempo que en términos interanuales se produce una subida del 3,2%.


En este sentido se pronunciaba en Capital Radio, Josep María Raya, profesor de la Universidad Pompeu Fabra, que si bien aseguraba que existe una subida real de incluso el 8% en algunas capitales, el trasfondo es diferente al de la última burbuja pues la mayoría de los compradores son ahora inversores. Comparando con el resto de Europa, el profesor concluía que si bien en cierto que el alquiler es más asequible fuera debido a que la gente no tiene tata vivienda en propiedad, la principal diferencia con España reside en la falta que aquí hay de alquiler social.



El alquiler social en España es muy reducido en comparación con el total de viviendas, en torno al 2%, mientras que en el resto de Europa ronda la mitad del mercado, como 10 veces más. La elevada cantidad de vivienda en propiedad para primera residencia, provoca que la oferta restante sea muy rígida, y al existir una elevada demanda, el precio sube en relación.


Esta situación está afectando en primer plano a los residentes de los barrios más céntricos de ciudades como Madrid y Barcelona. El profesor asegura que se pierde el “componente autóctono” frente a la inversión y las personas externas pero con mayor poder adquisitivo. Los residentes históricos estarían tendiendo a vender o pasarse a alquileres, lo que supone, a juicio de Josep María Raya, consecuencias negativas y positivas. Mientras se estaría llegando a una pérdida de autenticidad del barrio, se ganaría en inversión.


La propuesta del profesor reside en fomentar el alquiler social, a través del stock con el que cuentan los bancos o las nuevas viviendas. Se trataría de priorizar el beneficio social a la rentabilidad económica, que en este caso sería menor.