El último informe difundido por Crédito y Caución prevé que el PIB de Rusia, que volvió a crecer en 2017 tras dos años de contracción, mantenga su recuperación en 2018 y 2019 impulsada por el repunte de los precios del petróleo y una mayor demanda interna. Sin embargo, la aseguradora de crédito alerta de que las debilidades estructurales del país y el impacto de las sanciones de Europa y Estados Unidos sobre la productividad y las inversiones y la expansión económica. “Los principales riesgos a la baja a corto plazo para las perspectivas de crecimiento son el aumento de la volatilidad del tipo de cambio y el incremento de la inflación a raíz de las crecientes tensiones geopolíticas”, que han generado la imposición desde agosto de nuevas sanciones y obstáculos al comercio.

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El informe prevé que el crecimiento del consumo privado se mantenga robusto en los próximos meses, impulsado por una mayor confianza del consumidor y una menor tasa de inflación. Sin embargo, el crecimiento de las inversiones se mantendrá bajo en 2018 y 2019 debido al alto nivel de riesgo percibido y la debilidad institucional. El clima empresarial ruso está sumido en la incertidumbre sobre los derechos de propiedad, la debilidad de la infraestructura de transporte y la falta de competencia en los mercados de bienes y servicios.

A pesar de la reducida deuda pública, de alrededor del 12% del PIB, y la presión de los bajos precios del petróleo, Rusia ha mantenido durante la reciente recesión el déficit público bajo control. La Administración ha confirmado sus planes de equilibrar el presupuesto para 2020, utilizando un precio fijo de 40 dólares por barril. Cualquier ingreso adicional generado por un mayor precio del petróleo se utilizará para intervenir en el mercado de divisas y aumentar las reservas de divisas extranjeras.