De acuerdo con el análisis difundido en su último Economic Outlook, Crédito y Caución prevé la inflación en los mercados avanzados, que registra en 2021 tasas inusuales, vuelva a la normalidad en 2022. “Los factores deflacionistas fundamentales sólo se han debilitado, no han desaparecido. La vuelta a un entorno inflacionista como el de finales de los 70 o principios de los 80 está muy lejos”, dice el informe.

Crédito y Caución prevé "una normalización progresiva de los precios"


El primer factor que justifica esta previsión es la insostenibilidad del significativo aumento del precio del petróleo, ante la presión de los países de dentro y fuera de la OPEP para incrementar la producción.

En concreto, Emiratos Árabes Unidos ha invertido significativamente en los últimos dos años para aumentar su capacidad de producción con el fin de generar ingresos para su estrategia de diversificación económica.

Sin embargo, actualmente alrededor del 30% de esta capacidad está inactiva. Además, Irán negocia actualmente con Estados Unidos un acuerdo que podría incluir el aumento de la producción de petróleo iraní en un millón de barriles diarios, además de liberar los 200 millones de barriles que Irán tiene actualmente almacenados. Por otra parte, los productores de esquisto de Estados Unidos podrían volver a aumentar la producción progresivamente.

En segundo lugar, con la reapertura de la economía, el ánimo inicial de gasto de los consumidores ha incrementado los precios de la restauración, la hostelería, el ocio y el turismo, pero estos se mantendrán elevados sólo temporalmente.

En tercer lugar, el sector manufacturero sigue enfrentándose a cuellos de botella en la cadena de suministro. Los bienes necesarios en el proceso de producción o los bienes comercializables tardan más en ser entregados y son más caros.

La preocupación por la seguridad de las entregas también ha provocado el cambio de proveedores y el aumento de los costes. Sin embargo, esos cuellos de botella se disiparán con el tiempo, quitando presión a la inflación.

A un nivel más fundamental, tampoco hay razones para temer una inflación persistentemente más alta. Aunque la globalización se ha ralentizado, y con ella las oportunidades de ahorro de costes, los factores demográficos, en particular el envejecimiento, siguen actuando, aumentando el ahorro y ejerciendo presión sobre la demanda agregada y los precios.

Por último, a pesar de algunos cuellos de botella en sectores que están reabriendo, la próxima retirada de las ayudas generará una oferta de mano de obra que presionará a la baja los salarios.