En un entorno de incertidumbres políticas y económicas, Sudamérica registrará un repunte modesto del crecimiento en 2017 de acuerdo con último informe difundido por Crédito y Caución.


En Argentina, la Administración actual ha abordado desde 2015 importantes reformas económicas como la reducción de las subvenciones a la energía, la supresión de los impuestos a la exportación, o la renegociación de la deuda que ha permitido al país su vuelta a los mercados internacionales y la mejora de sus relaciones con el FMI, Estados Unidos y Europa. Sin embargo, en 2016, Argentina se contrajo debido a los efectos inmediatos de las nuevas políticas y la recesión de su principal socio comercial, Brasil. Muchos hogares argentinos se han visto gravemente afectados por los recortes y el aumento de la inflación, superior al 35% debido a la devaluación del peso, lo que ha generado protestas masivas y un marco de inestabilidad para la economía.

Brasil también se caracteriza por una alta incertidumbre política, marcada por las investigaciones de corrupción en torno a la petrolera estatal. La economía, se contrajo en 2015 y 2016 debido a la debilidad de la demanda externa, la caída de los precios de los productos básicos, y la reducción drástica del consumo, la inversión y la producción industrial. En ese entorno, las insolvencias se han incrementado significativamente en Brasil, una tendencia que se mantendrá en 2017 con un incremento previsto del 10%. La actual Administración ha puesto el foco en aumentar la confianza de los inversores, frenar el crecimiento del gasto público, mejorar la credibilidad del banco central, reformar las pensiones y la seguridad social o la rigidez del mercado de trabajo.

En Chile, la estabilidad de la Administración se ha visto dañada tras varios escándalos de corrupción. En 2016, el crecimiento económico fue muy modesto debido al bajo precio del cobre, que representa más del 45% de las exportaciones y el 10% del PIB, la desaceleración china que supone más del 25% de las exportaciones, y la debilidad de la demanda interna obstaculizada por la deuda de los hogares. A pesar de ello, se prevé un impulso del crecimiento en 2017. El impacto de la nueva Administración de Estados Unidos es incierto.