En un momento complicado para los precios del petróleo, el gas natural licuado encuentra su hueco y la península ibérica tiene una posición estratégica para desarrollar su infraestructura. Es más barato y más limpio. Así lo define la Comisión Europea. Por eso, financia la mitad de un proyecto de 33 millones de euros que permita usar el gas como combustible para el transporte, especialmente el marítimo. Se trata de una red de infraestructuras para poder darle soporte. Por ejemplo, la construcción de terminales de carga y descarga en los puertos y el desarrollo de gasolineras.

El objetivo según el presidente de Enagás,Antonio Llardén, la empresa que coordina el proyecto, es duplicar la expansión de este tipo de gas.

 



 

El desarrollo de la obra, está prevista hasta 2020. En ella, 42 socios españoles y portugueses; 8 institucionales; tres autoridades industriales y 21 socios. Entre ellos, constructoras navales, regasificadoras y otras empresas. Todo, para construir una red que dé soporte al combustible fósil que menos contamina: La nueva amenaza del petróleo.