Los países de la OPEP y no OPEP se reúnen esta semana en Viena. Debe decidir si recortan la producción de petróleo, para intentar frenar el desplome de los precios, ante la amenaza del coronavirus. Un recorte que le conviene a Estados Unidos (EEUU), según los expertos del Rel Instituto Elcano.

Así lo ha explicado desde el organismo Gonzalo Escribano, Director del Programa de Energía y Cambio Climático.

Escucha la entrevista completa en el siguiente podcast:

Entrevista sobre el petróleo a Gonzalo Escribano, del RIE

Hablamos con Gonzalo Escribano, Director del Programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano

Y es que el avance del COVID-19 está afectando a la economía y a la demanda de petróleo. Reuters dice que hay una aproximación de acuerdo entre los países de la OPEP más Rusia. Se trataría de recortar la producción en millón de barriles por día a partir del segundo trimestre. Con ello querrían conseguir que el precio del barril vuelva a los 60 dólares.

Si esto se suma al 2,1 millones de barriles que ya se decidió reducir, el acumulado es un recorte de 3 millones. Hace unas semanas, se hablaba de un recorte de 600.000 barriles. Es a lo que se quería ceñir Rusia, que está mostrando sus reticencias.

“Veremos qué sucede en estas reuniones, pero parece claro que se necesita un recorte por parte de la OPEP y sus aliados para intentar frenar el desplome de los precios”.

Todo va a depender de la evolución de la crisis del coronavirus. “Lo que tenemos ahora es unos precios cayendo sin control y evidentemente la OPEP tiene que reaccionar”.

La presión de Estados Unidos

Pero también hay que tener en cuenta que la OPEP está en mínimos de producción de hace 10 años. Y Estados Unidos está deseando que la OPEP recorte producción, para “poder salvar los muebles”.

Según señala Escribando, con los precios del West Texas, por debajo de los 50 dólares, buena parte de la industria estadounidense está cerca de la bancarrota.

Pero mientras el virus se expande con rapidez y la industria del petróleo se mueve de forma mucho más lenta. “Es un mercado muy rígido y cuando hay cualquier cambio se mueve con mucha volatilidad”. Es difícil de prevenir y todavía más difícil de soluciona, dice el experto.