La reelección de Haruhiko Kuroda, de 73 años, supondría la primera de un gobernador del banco central de Japón en 57 años, además de la previsible continuidad del paquete de medidas de estímulo que aplica el organismo monetario desde 2013 como parte del programa "Abenomics" del Gobierno de Shinzo Abe.

Bajo el mandato de Kuroda, el organismo ha tomado medidas drásticas como el incremento de las compras de bonos de deuda estatal o la aplicación de tipos de interés negativos, bautizadas por la prensa nipona como "el bazuca de Kuroda". Con esta estrategia, que incluye cuantiosas inversiones públicas, flexibilización monetaria y reformas estructurales, el Ejecutivo y el Banco de Japón aspiran a sacar al país de su largo ciclo deflacionario.

Aunque la tercera economía mundial se encuentra en fase de expansión, el BoJ está todavía lejos del alcanzar su objetivo de inflación del 2% anual. Como en el resto del mundo, en Japón los precios se resisten a subir del todo y continúan los programas de estímulo en mayor o menor medida. En el caso del país asiático estas acciones han contribuido a depreciar el yen frente a sus principales cruces con otras monedas y esto ha favorecido al músculo exportador japonés, lo que a su vez ha impulsado al Nikkei a su mejor racha de subidas.

Además de a Kuroda como gobernador, el Gobierno de Abe ha presentado ante el Parlamento a dos candidatos como vicegobernadores, cuyos mandatos también expiran en marzo y abril. Ha propuesto a Masayoshi Amamiya, actualmente en el cargo de director ejecutivo de la entidad, y a Masazumi Wakatabe, doctor en economía de la universidad de Waseda.

Tanto los nombramientos de Kuroda como los de los dos vicegobernadores, deben ser antes refrendados en las dos cámaras del Parlamento japonés, dominadas por el partido gubernamental, lo que está previsto que suceda hacia mediados de marzo.