Puerto Rico se tambalea al borde del impago. El Estado Libre Asociado de EEUU no podrá pagar el total de su deuda de 1000 millones de dólares que vence el próximo 1 de enero.

Esto abre, por tanto, la posibilidad de un default, de un impago, que abriría la puerta a litigios y negociaciones todavía más estrictos con los acreedores.

Recordemos que Puerto Rico tiene actualmente una deuda de 70.000 millones de dólares y una tasa de pobreza del 45%. A comienzos de 2016 debe afrontar un pago de deuda de 1000 millones de dólares que, según anuncia, no podrá realizar.

El Gobernador de la isla, Alejandro García Padilla, ya ha advertido de que la deuda no podrá pagarse y que necesita una reestructuración. Hace unas semanas apuntaba que a Puerto Rico no le quedan más trucos bajo la manga.

"Es hora de que el Congreso actúe, se nos han pedido medidas fiscales nacionales para cumplir y ya no hay más posibilidades. No hay más trucos para poder mantener los servicios esenciales para el pueblo puertorriqueño y para pagar la deuda en el futuro. He estado diciendo esto e invitando a los acreedores durante un periodo de tiempo, puede que ahora lo entiendan", señala el Gobernador.

Puerto Rico ha estado negociando con los acreedores para intentar reducir el pago, puesto que no hay más dinero, como señala García Padilla.

¿Pero cuáles serían las consecuencias del default? Saltarse un pago de bonos de obligación general provocaría una fuerte sacudida en el mercado de bonos municipales, dado que estos bonos se consideran seguros, están respaldados por la buena fe y el crédito de la autoridad tributaria.

La delicada situación de Puerto Rico ha captado la atención de EEUU, cuyo Departamento del Tesoro ha presionado al Congreso para que se le permita reestructurar sus deudas bajo la ley de bancarrota de EEUU. Se espera que la Cámara celebre una audiencia el próximo 5 de enero para abordar los problemas financieros de la isla.