Las marcas de fabricante sostienen un gran peso en la economía española. Aportan el 7’4% de nuestro PIB, es decir, hasta cinco veces más que el aporte que hacen las marcas blancas.

Sin embargo, este dato tiene un matiz: son las exportaciones. Porque gracias a ellas el peso económico de las marcas de fabricante ha aumentado en los últimos años. Sin las exportaciones, las marcas de fabricante aportan un 4’9% a nuestro PIB. Son datos que se desprenden de un estudio elaborado por ESADE sobre el impacto económico y social de las marcas de fabricante.

Durante la crisis económica, los consumidores han apostado en gran medida por las marcas blancas gracias a sus menores precios. De hecho, su peso sobre el valor total del mercado de gran consumo es del 40%. Esto, según los defensores de la marca de fabricante, es lo que ha hecho mella en el valor añadido de las marcas, que ha perdido hasta 1.803 millones de euros. Por supuesto, estos defensores se muestran más atacantes con la marca blanca y su repercusión en nuestra economía:



La defensa generalizada es que el valor añadido de las marcas de fabricante resulta vital de cara a poder competir en el mercado exterior. Lo señalaba Ignacio Larracoechea, Presidente de Promarca:



En lo que respecta al empleo, el estudio de ESADE señala que las marcas de fabricante también sostienen un gran peso: suponen más de 1 millón de puestos de trabajo, en comparación con los 300.000 empleos que genera la marca blanca. Y en i+D, clave para la competitividad de España, la inversión de la marca de fabricante es de 168 millones de euros, 3 veces más que las marcas blancas.

¿Cuáles son los retos a los que deberán enfrentarse las marcas de cara a la innovación?



El estudio señala la necesidad de erradicar las prácticas anticompetitivas, sobre todo aquellas que dificultan el acceso a la innovación, palanca para las empresas españolas.