El empeoramiento de la situación en varios de los grandes países emergentes ha llevado a la OCDE a revisar ligeramente a la baja las perspectivas de crecimiento de la economía mundial para 2015 y algo más para 2016, dónde ve una mayor incertidumbre en China.
En concreto, la OCDE recorta una décima su pronóstico de junio y ahora espera que el Producto Interior Bruto (PIB) mundial crezca un 3%. Para 2016 prevé un 3,6% aunque son dos décimas menos que en su anterior informe.
Respecto a los emergentes el mayor descalabro se lo lleva Brasil con un descenso del 2,8%, dos puntos más que hace 3 meses. Además en 2016 caerá un 0,7%.
Respecto a China, principal fuente de preocupación si su ralentización es más acusada de lo esperado, la OCDE estima que su PIB subirá un 6,7 % este año (es decir una décima menos de lo previsto en junio) y un 6,5 % en 2016 (dos décimas menos).
Si esa desaceleración fuera más pronunciada y estuviera acompañada de turbulencias financieras en reacción a posibles subidas de tipos de interés (especialmente en Estados Unidos), eso podría tener repercusiones sobre la economía global, y en particular sobre algunos de los otros emergentes.
El único que se salva de este escenario de empeoramiento entre los grandes emergentes es India, que debería mantener su cadencia de expansión: el 7,2 % de 2014 se repetirá en 2015 y casi exactamente en 2016 (7,3 %).
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) incrementa sus estimaciones sobre la expansión de la economía estadounidense hasta el 2,4 % ese ejercicio, cuatro décimas más de lo que había avanzado en junio. También revisa al alza sus cálculos sobre la zona euro hasta el 1,6 % gracias a la evolución más favorable en algunos de los países que más sufrieron la crisis financiera. Aunque esperaba algo más por la bajada del precio de las materias primas y los tipos bajos. También advierte de las altas tasas de desempleo. Lanza una advertencia a Alemania que puede ser la más afectada por el impacto chino.
Para la OCDE, las autoridades chinas deben utilizar el margen de acción de que disponen para estimular la economía, pero también liberalizar los servicios y ampliar los gastos sociales como forma de dar más peso al consumo.
La OCDE rebaja las previsiones de crecimiento por los emergentes
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