China planta batalla en la guerra comercial. Y una de sus armas más poderosas es la soja. Las tarifas sobre las importaciones de EEUU de este producto subirán un 25%. Y empresas y agricultores estadounidense se llevan las manos a la cabeza. China es el principal importador de soja del mundo. Y EEUU uno de sus principales proveedores. De hecho, el año pasado, la soja fue el producto agrícola del país norteamericano más exportado a China, con ventas de alrededor de 12.000 millones de dólares.

El gigante asiático consume el 60% de la soja mundial, que usa fundamentalmente para alimentar a su ganado. La mitad se la compra a Brasil. El segundo proveedor es EEUU, con un tercio del total, unos 33 millones de toneladas al año.

Iowa, uno de los estados que más apoya a Donald Trump, será, sin duda, el más afectado. Es el principal productor de soja de EEUU y el año pasado, China compró el 80% del total de su producción. El país asiático cerró el año pasado un contrato con Iowa valorado en 5.000 millones de dólares.

Problemas para China

Sin embargo, la decisión de China supone también un problema importante para el propio país asiático. Mark Williams, economista jefe para Asia de Capital Economics, explica a la agencia Reuters que “no hay soja suficiente en el mundo fuera de EEUU para cubrir las necesidades de China”.

Argentina es el tercer productor del mundo, pero sus cultivos se han visto afectados en los recientemente por la sequía. Las exportaciones argentinas se han reducido considerablemente desde el año pasado, llegando a los menores volúmenes de la última década.

China, por su parte, apenas produce 14 millones de toneladas de soja, que usa principalmente para el consumo humano. Entre las opciones que tiene sobre la mesa, según Reuters, está la de echar mano de las reservas de emergencia del Gobierno o reorganizar los ingredientes que usa para crear la comida para los animales.