Corrían las siete de la tarde del jueves cuando la plaza de San Pedro conocía al nuevo líder de la Iglesia católica. El cardenal Robert Frank Prevost se convertía, desde aquel momento, en el primer Papa nacido en Estados Unidos. También el primero con doble nacionalidad, dado que es nacionalizado peruano. Un país donde ha pasado cuatro décadas como misionero.

Pero lo más importante era qué nombre iba a escoger. Esto no es un asunto menor ya que viene a determinar qué camino pretende seguir durante su mandato al frente de la Iglesia. Prevost, hombre cercano a Francisco, ha optado por León XIV. Un nombre con mucha historia y relación muy próxima con la economía.

León XIV: La historia económica detrás de la elección del Papa

El cardenal Prevost elige un nombre con mucha tradición económica en un momento complicado para las arcas del Vaticano

La influencia de León XIII

León XIII está considerado uno de los papas más influyentes de la historia moderna. Prevost subraya con este acto simbólico su firme compromiso con la Doctrina Social de la Iglesia, inaugurada por León XIII con su encíclica Rerum Novarum en 1891. En una época marcada por el inicio de un capitalismo crudo, casi salvaje, el entonces líder religioso de los cristianos católicos abordaba de manera directa las preocupaciones sociales de su tiempo, como las condiciones de los trabajadores en el nuevo mundo industrial.

El Rerum Novarum no solo ofrecía una crítica al capitalismo desregulado, también rechazaba el socialismo estatal como una solución y abogaba por una tercera vía basada en los principios católicos de justicia y solidaridad.

Es conocido como el ‘Papa de los obreros’ por defender el derecho al trabajo digno, el derecho a organizarse en sindicatos y a un salario justo. Su Rerum Novarum está considerada una carta magna para los derechos laborales, así como una de las primeras intervenciones sociales de la Iglesia.

León XIII también promovía un equilibrio entre la propiedad privada y el bien común.

Los asuntos pendientes del nuevo Papa

Con su elección, Prevost deja entrever que, en un contexto geopolítico complicado, parece estar dispuesto a luchar por la justicia social, un pilar central de su pasado como misionero.

León XIV tendrá que remangarse porque tiene varios frentes abiertos en materia económica. En primer lugar, las cuestionables cuentas de El Vaticano. Y es que la Iglesia es una de las instituciones cuyas cuentas están más descentralizadas. El último boletín económico que ha publicado la Santa Sede cifra el déficit de la ciudad-estado vecina de Roma en 83,5 millones de euros en 2023.

Francisco ya había hecho varios avances en materia financiera, aunque el nuevo pontífice tendrá que abordar una revisión del gasto para reducir el déficit.

El Vaticano se financia gracias a donaciones, el turismo, la venta de sellos, monedas y souvenirs y las inversiones y la explotación de las más de 5.000 propiedades inmobiliarias que poseen en todo el mundo, así como el Banco del Vaticano, que administra activos por valor de 8.000 millones de dólares y que siempre está rodeado de escándalos relacionados con la malversación y la corrupción.