La agencia de calificación Standard & Poor's coloca en perspectiva negativa el rating de la deuda catalana (B+ a largo plazo /B a corto plazo) debido a la confrontación entre el gobierno central y regional. Una calificación de deuda en B implica señales de vulnerabilidad, pero el emisor tiene aún la capacidad de cumplir con sus compromisos financieros. La calificación más baja, D, implicaría el nivel de impago de la deuda.

A pesar de estas incertidumbres, el escenario base de la agencia es que Cataluña siga formando parte de España. Anuncia que revisará la nota en tres meses, el 24 de noviembre, y entonces decidirá si subirla o bajarla "uno o más escalones" si continúa la tensión política.

La agencia teme que esta situación termine afectando al cumplimiento de las obligaciones financieras de la comunidad autónoma: "Vemos riesgo de que esta escalada pueda afectar a la coordinación y la comunicación entre los dos gobiernos, que es esencial para que Cataluña pueda cumplir sus obligaciones de deuda en tiempo y forma".

Además, S&P recuerda que Cataluña todavía depende de los fondos del Gobierno central para hacer frente a sus compromisos de deuda y financiar sus déficit. Sin embargo, Cataluña también tiene deuda a corto plazo que debe refinanciar por sus propios medios "y su solvencia se ha debilitado en los últimos años como resultado de su creciente deuda y de la gestión financiera".