El Gobierno chino estudia un plan de estímulo de unos 167.000 millones de euros en los próximos tres años, según un informe de la Corporación de Capital Internacional de China (CICC), un banco estatal de financiación de empresas conjuntas. Estos fondos se destinarían a proyectos de inversión, acompañados por aportaciones de la banca y otros inversores, en acuerdos público-privados.

El objetivo de Pekín es movilizar entre 695.000 y 975.000 millones de euros, según este informe divulgado por la agencia oficial Xinhua. De hacerse finalmente realidad este plan de estímulos confirmaría las expectativas de las últimas semanas, sobre la puesta en marcha de nuevas medidas para impulsar las bolsas.

Otras medidas que ya ha desarrollado el Banco Central chino es recortar los tipos de interés y el coeficiente de caja, en un intento de dinamizar la economía y devolver el optimismo al mercado.

Pese a los recientes vaivenes del mercado y la devaluación del yuan, el FMI confía en que la segunda economía del mundo crecerá este año un 6,8%. El subdirector gerente del organismo, Zhu Min, ha asegurado en el Foro Económico Mundial de Dailán que para 2016, prevén un crecimiento del PIB en China del 6,3% y asegura que “la volatilidad del mercado de valores tiene muy poco impacto en la economía real en China”. Además de su mensaje de apoyo, Min recomienda implementar las políticas macroeconómicas para mantener la estabilidad y reducir la dependencia de las exportaciones y la inversión.

El comercio de la potencia asiática profundizó su caída en agosto, con un recorte del 9,7% interanual. Ese mismo mes, el Banco Central había depreciado su moneda, lo que algunos consideran como un intento de “impulsar sus exportaciones”.

Por su parte, el Gobierno chino mantiene la previsión de crecimiento para 2015 en el 7% y su primer ministro, Li Keqiang, repite que China no es una amenaza para la economía mundial.