La Fiscalía de Braunschweig ha sancionado con una multa de 1.000 millones de euros a la automovilística alemana por la manipulación de las emisiones de gases en motores diésel. Tras sus investigaciones,  la autoridad competente considera que se produjeron incumplimientos del deber de supervisión. Volkswagen no recurrirá y aceptará la multa en un gesto por asumir su responsabilidad en el fraude de las emisiones.

Es la primera vez que Volkswagen es sancionada en Europa y es que hasta el momento ninguno de los Estados miembro había logrado encontrar motivos para sancionar de manera formal a la compañía. Bruselas, por su parte, ha centrado sus esfuerzos en perseguir a los países comunitarios por no haber sido capaces de evitar el fraude y por no tomar medidas contra el fabricante una vez detectado el engaño.

Tras la decisión de la Fiscalía, concluye el proceso de infracción reglamentaria que según Volkswagen "tendrá efectos positivos notables" sobre otros procesos que el grupo y sus filiales tienen en otros países. La compañía, que ha provisionado casi 26.000 millones de euros para esta crisis, ya ha tenido que abonar, sobre todo en EEUU, pagos multimillonarios en concepto de acuerdos extrajudiciales, multas y modificaciones en los vehículos.

Los tribunales condenan de esta forma que entre 2007 y 2015 un software ilegal, que manipulaba las emisiones de gases, autorizara la venta de casi 11 millones de coches que en realidad superaban los límites de emisiones permitidos.