"No todos los jefes son asertivos", asegura Daniel Sánchez Reina, desde E2 Eficiencia Empresarial y autor de "El mentor". La asertividad es la habilidad para ser claros, francos y directos, diciendo aquello que se quiere decir sin herir los sentimientos de los demás ni menospreciar su valía pero defendiendo los derechos ajenos y propios.



La asertividad se encuentra en el punto medio de sumisión y agresividad. Ambos aspectos se retroalimentan: "el sumiso está condenado a tener una autoestima baja porque es lo que los interlocutores esperan de él y el agresivo está condenado a seguir siéndolo por la ansiedad que le genera el rechazo a los demás", explica Sánchez Reina.

El jefe sumiso y el agresivo desencadenarán determinados efectos. "El jefe sumiso provocará confusión en su equipo porque mandará mensajes contradictorios en función de lo que cada colaborador quiera oír", señala Sánchez. El jefe agresivo, por su parte, provocará "el uso excesivo del argumento 'yo soy el jefe y aquí se hace lo que yo diga' lo cual conducirá a los buenos profesionales a la desmotivación", añade.