El estreno de Aramco en bolsa llega en un momento delicado, en el que está sobre la mesa el debate sobre el cambio climático y el uso de energías fósiles; a pesar de ello, sube un 10% tras la mayor OPV de la historia.

Pero en el estreno no ha conseguido levantar el interés del capital extranjero, que no ha entrado como se esperaba.

Javier Capapé, director del Sovereign Wealth Research de IE Center for the Governance of Change explica que ha sido un proceso muy largo, que se ha ido retrasando 3 años y medio. “Inicialmente se pensó en sacar la firma en una bolsa extranjera con intención de captar la atención internacional”.

Entrevista a Javier Capapé, sobre la salida a bolsa de Aramco

Javier Capapé, director del Sovereign Wealth Research de IE Center for the Governance of Change explica que ha sido un proceso muy largo, que se ha ido retrasando 3 años y medio.

El príncipe heredero Mohammed Bin Salman de Arabia Saudita anunciaba en 2016 que su compañía costaría al menos 2 billones de dólares. La venta saldrá por un valor equivalente a 1,7 billones, por debajo de la expectativa, y solo por 1,5% de la compañía, en vez de 5%.

Este estreno de Aramco se ha ido desinflando en el tiempo. "Quizás la estrategia sea inteligente para que el éxito respecto a la previsión actual del 1,5 se alcance rápido y se demuestre al mundo que se puede invertir en Arabia Saudí".

El plan "Visión 2030"

Pero además, Mohammed Bin Salman quiere cambiar la economía nacional y para ello necesita recursos. El año que viene el país será la primera nación árabe en acoger el G-20. La cumbre será el Riad y Araba Saudí presentará allí su plan para 2030.

No obstante, en un inicio no era el objetivo principal, sino que primero se buscaba crear a través de este vehículo más recursos, para conseguir que el “Public Investment Fund” de Arabia Saudí.

Es decir, que el fondo de riqueza soberana del país se convirtiera en el fondo soberano más grande del mundo.

Para el año que viene, su déficit será del 6,4% del PIB. De la idea original, se ha llegado a objetivos más domésticos, para cumplir su plan 2030, con la que busca transformar una economía dependiente del petróleo.

“Al final lo que se produce es una transferencia de dinero de los ciudadanos al gobierno del país. No añade capital nuevo de inversión extranjera”. El capital extranjero no ha entrado como se esperaba.

Ese sería su mayor fracaso o el gran giro que ha tomado esta operación de Aramco. Un estreno con la que quería abrirse al mundo, dar una imagen moderna y salir a un mercado internacional.

Finalmente, la mayor OPV de la historia se ha quedado en la entrada de socios locales.