En los primeros años del segundo milenio, un joven chaval llamado Mark Zuckerberg recibía un mail de Harvard, ahí empezó la historia de lo que hoy conocemos como Facebook. Si ese mail hubiera rechazado la solicitud de Zuckerberg, quizá Facebook no existiría.



Rápidamente la plataforma ganó popularidad, no sólo en las universidades estadounidenses, sino en todo el mundo. Al acabar el año la red social ya tenía 6 millones de usuarios. Una importancia que llegó hasta Microsoft, que adquirió en 2007 un 1,6% de la participación en la empresa por 240 millones de dólares.

La locura por la red social no cesó y en 2012 consiguió 1.000 millones de seguidores y tocó la campana de Wall Street. La empresa fue valorada en 104 mil millones de dólares, aumentando la fortuna de Zuckerberg de la noche a la mañana. Los días de vino y rosa en Palo Alto se sucedían con récords de usuarios, compras de compañías como Whatsapp, Instagram, Oculus… Hasta… Marzo de 2018.

The NYTimes, The Guardian y The Observen denunciaron la filtracón de millones de datos de sus usuarios por parte de Cambridge Analytica. Venta de datos sin el consentimiento de los usuarios. Luego llegó en septiembre otra filtración con 50 millones de cuentas afectadas… y sobre todo el temor al nuevo mundo creado en 2004.

Un temor que, eso sí, parece no reflejarse en las cuentas de la red social. Tras un pequeño bache en el 3T de 2018, el cierre del ejercicio no ha sido nada malo: 55.838 millones de dólares, hace 10 años tan solo eran 272 millones. Y es que Facebook ahora más que una red social es una gran multinancional.