El derecho a desconectarse fuera del horario de trabajo entra en vigor en Francia. Se trata de una disposición de la misma reforma laboral que puso en juego al Gobierno tras ser aprobada en julio después de meses de protestas en las calles por otros aspectos más polémicos de la norma, como la ampliación de la jornada laboral.

Este dispositivo legislativo crea un derecho para los asalariados y una obligación para las empresas: regular el uso de las tecnologías de la comunicación (mensajes, correos electrónicos, llamadas…) para garantizar el respeto del tiempo de descanso y las vacaciones. El modo de hacerlo dependerá de la negociación entre las partes, de forma que las empresas con más de 50 trabajadores, dirección y representantes, lleguen a un acuerdo que podrá tener validez uno o varios años. De no alcanzarse un compromiso sería el empresario quien redacte las reglas.

Algunas compañías ya aplican la norma. Es el caso del fabricante de neumáticos Michelin, que ha instaurado un control de las conexiones a distancia para sus directivos, o del operador de telecomunicaciones Orange, que pide a sus empleados que establezcan tiempos de no utilización de mensajería electrónica, sobre todo durante las reuniones.

En la conocida como “ley El Khomri”, por el apellido de la ministra de Trabajo, se justifican las regulaciones por considerar que si las TIC están “mal controladas”, pueden tener un impacto en la salud de los empleados. Pero la norma no está exenta de polémica. Los críticos argumentan que introduce más flexibilidad laboral y supone un cambio en las reglas de la negociación colectiva, al primar los acuerdos dentro de la empresa sobre los convenios sectoriales.